Los abuelos son de los familiares más cercanos que nos llenan de amor y nos enseñan sobre bondad y principios. Nos ven crecer y cumplen un rol fundamental en nuestra crianza y formación. Los recordamos siempre el cariño y el consuelo que nos brindaron en momentos oportunos. Por ello, para muchos nietos, contar con su existencia es toda una bendición.
El fallecimiento de un abuelo es uno de los primeros duelos que experimentan los niños y adolescentes. La mayoría de las veces, implica un dolor insoportable, ya que sienten que les han quitado a una de sus personas más queridas.
Volver a escuchar sus historias, sentir sus mimos, y ver sus miradas llenas de ternura son los deseos de los nietos que han tenido que despedir a sus abuelos. Sin embargo, de alguna forma, los abuelos nunca mueren, pues sus lecciones y memorias permanecen siempre en sus corazones.
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Abuelos que hacen de padres
En algunas familias, los abuelos deben tomar el rol de padres debido a su ausencia. Las causas pueden ser varias. Entre ellas; un embarazo precoz, falta de recursos económicos y fallecimiento de los padres.
Cuando los niños son criados por sus abuelos, estos construyen un vínculo aún más fuerte e íntimo. Con el paso de tiempo, los abuelos dejan una huella en el alma de esos pequeños. Algunas veces por sus mimos, otras por sus consejos y sabiduría.
Esta situación hace más difícil para los nietos manejar el proceso de la pérdida. Desde su perspectiva, no solo están perdiendo a su abuelo, sino también a un padre.
Vínculos entre abuelos y nietos
El vínculo que tienen los abuelos con sus nietos es cercano y mágico. Desde el primer momento en que el abuelo juega con su nieto, se crea una gran alianza que marca la vida de ambos y perdura hasta el más allá.
Los niños pueden detectar, desde temprana edad, una diferencia entre sus padres y sus abuelos. Por lo general, asocian a sus padres con las tareas, los deberes y los castigos. Y, a los abuelos, con dulces, diversión, secretos y juegos.
Es por ello, que la relación que se crea entre nietos y abuelos es sumamente fuerte y profunda. Los niños ven, en esos adultos mayores, unos amigos y cómplices de aventuras.
Por lo tanto, la pérdida de un abuelo tienden a ser algo delicado. A veces, los niños no comprenden que ya no verán a su abuelo y mucho menos saben cómo afrontar esa dolorosa ausencia.
El adiós de los abuelos
Es todo un privilegio llegar a la edad adulta y contar con los abuelos. Sin embargo, esto no suele pasar con frecuencia. Por lo general, los nietos pierden a sus abuelos durante la niñez. Justo en una etapa donde no se entiende con claridad qué es la muerte o qué implica la pérdida de un ser querido.
Muchas veces, los padres, por querer que sus hijos no sufran, tratan de matizar la noticia de la muerte de un abuelo. Uno de los ejemplos más claros está en frases como: “el abuelo ahora está en una estrella en el cielo” o “el abuelo está durmiendo”. Decir estas cosas solo les crea más confusión, ya que se preguntan por qué se fue o cuándo se va a despertar.
Los psicopedagogos aseguran que, a los niños, se les debe hablar siempre con la verdad, sin ocultarles nada, usando un lenguaje adaptado a su edad. Los padres deben explicarles qué es la muerte y por qué no podrán ver al abuelo de nuevo.
Otro error que cometen los padres, en estas situaciones, es evitar que el niño se despida de su abuelo, ya sea, en el hospital o en el mismo velorio. Los niños, al igual que los adultos, necesitan hacer un cierre de ese ciclo y despedirse. Por lo tanto, si el pequeño tiene el deseo de darle su último adiós, lo correcto es permitírselo.
No se trata de ser crueles sino de hacerles entender qué ha pasado para que no se sientan engañados, y dejarles llorar y despedirse si lo desean.
Los niños deben tener su duelo
Es importante que la muerte no se convierta en un tabú. Evitar llorar delante de los niños o esconderles cosas puede generarles una percepción confusa sobre cómo afrontar la muerte de un ser querido. En algún momento, verán tristes a quienes le rodean y no entenderán por qué.
Por ello, los padres deben asumir la responsabilidad de disipar sus dudas, contarles la verdad y expresar cómo se sienten. También es bueno decirles que si quieren llorar, pueden hacerlo, ya que es normal sentir tristeza.
La pérdida de un ser querido durante la niñez o la adolescencia puede generar una huella imborrable en la vida. Por ello, es importante saber manejarla, así los pequeños no sentirán rencor por haber sido engañados en el futuro.
Los abuelos siempre estarán presentes
Aunque los abuelos mueren, ello no quiere decir que sus recuerdos lo hagan con ellos. Cuando se quiere a alguien, su presencia siempre estará con nosotros sin importar lo que pase. Los recordaremos en un olor, una receta, una canción, una historia o en fotos.
Los abuelos son seres maravillosos que nos sostuvieron en sus brazos, nos enseñaron a caminar y nos secaron las lágrimas más de una vez. Por ello, es duro perderlos a la edad que sea y, en su honor, los tenemos presentes en cada momento importante de nuestras vidas.
Los abuelos nunca mueren
Aunque su pérdida es innegable, su recuerdo y sus enseñanzas quedarán grabadas de por vida en cada uno de sus nietos e hijos. Nuestros abuelos nos acompañarán para siempre porque los mantenemos vivos en nuestro corazones.
Sin duda, ellos se inscriben en la memoria, y el corazón de sus nietos de una manera profunda y especial. Nos enseñaron grandes lecciones de vida; a caminar a su ritmo, a ser pacientes o a disfrutar de una tarde en el campo.
Su cuidado y comprensión son un reflejo del gran amor que sintieron por nosotros. Es por ello que esos momentos vividos entre abuelos y nietos no se pueden borrar, y se mantendrán vivos para siempre.