Desde jóvenes, nos enseñan la importancia de ayudar y ser empáticas. Por eso, a veces decir no es tan difícil, incluso es común sentir culpa cuando lo hacemos. La verdad es que no está nada mal hacer un favor de vez en cuando. El problema se presenta cuando la dificultad para negarlos crea frustración, molestias e incomodidades.
Esa sensación de no poder defraudar a nadie o de tener que cumplir con todo lo que te piden puede llevarte a un colapso nervioso y emocional. Especialmente, por todas las cargas que asumes y la responsabilidad que acarrean, ya que en muchas ocasiones, debes dejar tus cosas a un lado para satisfacer a otros.
Aprender a decir no te permite reconocer tus capacidades, centrarte en tus necesidades individuales y valorarte tanto como a los demás, pero ¿por qué cuesta tanto?
Contenidos de la Página
Por qué es difícil decir no
Existen varias razones por las que a las personas se les dificulta decir no. Las principales son:
Querer tener el control de todo
Esta es una de las razones más comunes para aceptar cualquier favor o tarea ajena. Muchas personas sienten que no pueden delegar responsabilidades porque los demás son incapaces de cumplirlas tan bien como ellas.
Esta situación hace que la persona se sobrecargue de actividades que realmente no le corresponden. Y como consecuencia, se mantenga estresada y molesta.
Tener baja autoestima
Otro de los motivos por los que se le dice que sí a todo es para ganar la aprobación o la admiración de los demás. Esto es muy frecuente en personas con baja autoestima que no son capaces de reconocer su valor independientemente de lo que opinen los demás.
Estas personas creen que con aceptar cualquier tarea ganarán algo de reconocimiento. Y por ello, son vulnerables a ser objeto de manipulaciones. Sobre todo, cuando otros se aprovechan de su incapacidad para decir que no.
Sentirse mala persona
Como mencionamos anteriormente, es común sentir culpa al negarle algo a otra persona. Esta culpa suele acompañarse de cuestionamientos personales como:
- ¿Estoy siendo mala persona?
- ¿Soy egoísta?
- ¿Soy antipática?
Frente a la duda, a veces las personas ceden y le dan prioridad a los requerimientos de otros. A su vez, dejan de lado las necesidades propias dando lugar a las molestias y el enojo.
Evitar conflictos
En general, las personas de carácter dócil y tranquilo tienen dificultades para imponer su opinión sobre la de los demás. Por lo tanto, también se les hace difícil decir no.
Desde su perspectiva, aceptar cualquier propuesta, favor o tarea ajena es una forma de evitar conflictos y enfrentamientos con los demás. Por esta razón, son susceptibles a aceptar términos con los que no se sienten a gusto, y sobrecargarse de responsabilidades.
Consecuencias de no saber decir no
Quienes no se niegan a nada se sienten disconformes y disgustados con sí mismos porque lo que dicen no corresponde con lo que realmente sienten. Además, luego se ven cargados de tareas que no quieren hacer, lo que causa aún más molestias y frustración.
Otras de las consecuencias más frecuentes de esta situación es:
Sensación de soledad
Cuando se cumplen con responsabilidades ajenas con frecuencia, las personas comienzan a sentirse solas y sin apoyo. En esta etapa, los pensamientos más comunes son:
- “Me buscan solo para que les haga favores, la verdad es que no me quieren ni me aprecian”
- “A nadie le importa mi opinión ni lo que pienso”
Ese sentimiento de soledad detona en una profunda tristeza y en el deterioro de las relaciones interpersonales.
Sentimiento de frustración y fracaso
Asumir responsabilidades ajenas no solo afecta la salud mental, también perjudica el desarrollo personal. Cuando se hace evidente que el tiempo invertido en los demás es igual a menos tiempo invertido en aspiraciones y metas personales, el problema es mayor.
Algunas veces, al priorizar las necesidades de otros sobre las propias, se presentan problemas laborales, personales y educativos. En esos momentos, el mayor sentimiento es la frustración, el fracaso y el ahogo.
Baja autoestima
Aunque la baja autoestima es una de las causas de no saber decir no, también puede ser una consecuencia. Hacer favores tras favores, aceptar condiciones incómodas y dejar a un lado las necesidades personales puede generar la sensación de ser poca cosa.
Incluso, se tiende a pensar que los demás solo se interesan por los favores, y no por la persona en sí. Estos sentimientos refuerzan las inseguridades, promueven el aislamiento social y disminuyen la autoconfianza.
Cómo aprender a decir no
Aunque aprender a decir no puede parecer complicado, es posible. Estas son nuestras mejores recomendaciones:
- No le prestes tanta atención al qué dirán. Ten presente que la opinión de los demás no determina quién eres
- No es necesario dar explicaciones. No le debes nada a las demás personas, por lo que no tienes que sentir culpa y tratar de justificarte cada vez que les niegas algo
- Previsualiza qué puedes decir ante personas que siempre quieren sacar provecho de ti. Esto te ayudará a estar más tranquila si se presenta la situación.
- Comienza a decir no en cosas mínimas con las que estás en desacuerdo. Por ejemplo: “¿Quieres ir a comer?” “No, prefiero descansar”. Cuando comiences a sentirte más segura de ti misma, tendrás mayor control sobre tus pensamientos y palabras.
- Si no te sientes cómoda negando algo, trata de negociar. De esta manera, puedes ayudar a la otra persona sin que te cause mayores molestias.
Características de las personas que no saben decir no
Las personas que no saben decir comparten ciertos rasgos en su personalidad que las delatan. Entre ellos:
- Están siempre dispuestas a asumir más tareas y responsabilidades
- Trabajan más de lo normal
- Descansan poco
- Les gusta saber qué opinan los demás sobre ellas
- Son perfeccionistas
- No les gusta delegar ni la más mínima tarea
Si eres de estas personas a las que se les dificulta decir no, te sugerimos comenzar a darte tu espacio como individuo, valorar tu tiempo y tus necesidades personales. No olvides que esa situación puede generar severos desequilibrios en tu salud mental.