Con el fin de aplicar una pedagogía basada en el respeto al medio ambiente, la cooperación y la solidaridad, nace en 1994 un programa, hoy implantado a escala mundial, denominado Ecoescuelas o Ecoschools.
A nivel internacional está coordinado por la Fundación de Educación Ambiental con 38.000 centros participantes en 49 países de los 5 continentes. En España lo gestiona la Asociación de Educación Ambiental y el Consumidor con más de 450 ecoescuelas.
¿Pero, qué es una ecoescuela?
Es un centro escolar en el que se desarrolla un proceso de mejora del medio ambiente dentro del mismo recinto, transformando la práctica educativa. Y no se trata de un programa estándar que se aplica por igual en todos los centros, tampoco es una materia ni una actividad de la clase de ciencias, sinó de una hoja de ruta definida por la propia comunidad educativa de cada colegio, observando algunas consignas básicas.
En una ecoescuela se experimenta una vivencia escolar que parte de una reflexión ambientalista basada en valores que generan actitudes, capacidades y destrezas para participar activamente en la conservación del medio ambiente.
Como resultado final, que no es otra cosa que un nuevo inicio, estimula la convivencia, el respeto por la igualdad de género y el ejercicio de una ciudadanía responsable. Aporta además a la investigación educativa a través del intercambio de experiencias pedagógicamente exitosas y al desarrollo de una cultura científica.
De una escuela a una ecoescuela: un reto muy beneficioso
El proceso de transformación en una ecoescuela se desarrolla siempre por iniciativa de sus alumnos o familias, profesores o administraciones relacionadas con el centro educativo.
El primer paso es conocer la situación real de la gestión de residuos, el gasto energético y de agua y se realiza a través de un estudio. Esta actividad está a cargo de un Comité Ambiental conformado por representantes de alumnos, profesores, padres, personal administrativo y de mantenimiento, y si lo consideran conveniente, alguna autoridad municipal.
Conocida la situación real del centro luego de esta evaluación, se elabora un plan de acción anual y participativo. Aquí se abordan los tres temas básicos (agua, residuos y energía) relacionándolos con el currílulo escolar, y estableciendo actividades del medio ambiente para mejorar las deficiencias detectadas.
Los alumnos participan en la verificación del cumplimiento del plan de acción mientras este se desarrolla. Una vez finalizado el ciclo del plan y si se han cumplido los objetivos de las actividades del medio ambiente, se otorga al centro un galardón por tres años, que es la Bandera Verde de Ecoescuelas.
La perspectiva ambiental define el modelo de gestión escolar
Los otros pasos a dar consensuados a nivel internacional, son el de definir un código de conducta y una adecuada difusión de la iniciativa.
El decálogo participativo para la ecoescuela, lo observará cada integrante del centro escolar y consistirá en acciones o comportamientos individuales para cumplir los objetivos de las actividades del medio ambiente del plan de acción. Por su parte, es importante que una fluida y eficaz comunicación de los trabajos y resultados del eco programa sean conocidos a nivel local y educativo.
La ecoescuela observa un modelo de gestión escolar con la implantación de acciones permanentes y conjuntas del centro educativo y la comunidad, articulando la colaboración y el apoyo de entes públicos y privados para la mejora del medio ambiente.