La resiliencia se conoce como la capacidad de superar las adversidades, adaptarse a los cambios y prosperar. Quienes la desarrollan son capaces de sentir calma, estabilidad y claridad mental incluso en los momentos más abrumadores.
De hecho, los psicólogos aseguran que las personas resilientes tienen el poder de reconstruir sus vidas después de haberse enfrentado a grandes dificultades en sus vidas.
La verdad es que todos experimentamos distintos contratiempos, por lo que la resiliencia se considera una habilidad muy útil y poderosa. Lo mejor es que se puede desarrollar de manera deliberada y consciente, así que te explicaremos cómo hacerlo.
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Qué es la resiliencia
Como mencionamos anteriormente, la resiliencia es la capacidad de resistir la adversidad, adaptarse a los nuevos cambios y reconstruir la vida una vez superadas las dificultades. Sin embargo, aunque esta definición suene muy bien, no quiere decir que las personas resilientes no experimenten estrés, desánimo o sufrimiento.
Al contrario, la resiliencia emerge cuando se es capaz de hacer a un lado el dolor y el sufrimiento emocional para dar paso a la tenacidad mental. Es entonces cuando las personas deciden conscientemente continuar luchando por sus deseos y metas a pesar de las eventualidades del camino.
Visto de otra forma, para ser resiliente es necesario vivir momentos muy difíciles, ya que esta habilidad se desarrolla solo a partir de las experiencias negativas. Por esa razón, vale destacar que se necesita tiempo, voluntad y criterio para tener el poder de la resiliencia.
Cómo son las personas resilientes
De acuerdo con los psicólogos, las personas resilientes se diferencian de las demás por su capacidad para mantener la calma y discernir durante los desastres. Los resilientes usan esta fortaleza para hacerle frente a los desafíos, obtener nuevos aprendizajes y recuperarse. Algunos de esos desafíos pueden ser:
- Problemas económicos
- Enfermedades y emergencias médicas
- Desastres naturales
- Divorcio
- Pérdida del trabajo
- Muerte de un ser querido
Cuando ocurren estas eventualidades, quienes no han desarrollado esta habilidad suelen caer en desesperación. O bien, tratan de evadir sus problemas con estrategias que terminan en crisis emocionales y autodestrucción.
La principal razón por la que ocurre esto es porque se sienten abrumados por la experiencia negativa y no saben qué hacer; así que solo ven el problema y no las soluciones o los aprendizajes que pueden adquirir de él. Como consecuencia, tardan más en recuperarse de los problemas y viven angustiados por más tiempo.
Por su parte, aunque las personas resilientes también sienten angustia, ansiedad o dolor; tienen la voluntad de afrontar la situación de una manera más saludable. Por lo tanto, en lugar de enfocarse solo en el problema, piensan en:
- Cómo superarlo
- Qué pueden aprender de lo que les está sucediendo
- Cuál es el siguiente paso que les conviene tomar
Lo más curioso es que a medida que enfrentan las dificultades de esta manera, se hacen más fuertes y tenaces. Y por supuesto, más resilientes.
Por qué la resiliencia es tan poderosa
Esta habilidad brinda a las personas la fuerza necesaria para procesar y superar los contratiempos. Mientras los demás se abruman y se desesperan, los resilientes reconocen sus fortalezas y mantienen una visión positiva pese a la angustia o la incertidumbre.
Cada etapa de la vida está llena de dificultades, por lo que la resiliencia es la capacidad que te permitirá pensar con claridad, mantener tus metas claras y encontrar el mejor camino para atravesar y superar las situaciones retadoras.
No se trata de ver la vida color rosa, ni tampoco de evitar sentir preocupación y ansiedad. Se trata de tener la capacidad para reconocer las emociones negativas, hacer una lectura de las circunstancias y usar las propias fortalezas como el principal instrumento para salir adelante.
Desarrollar la resiliencia te permitirá tener un mejor control sobre tus emociones. Además, te permitirá conocer a más profundidad tus virtudes y fortalezas. De este modo, sabiendo de lo que eres capaz de hacer y lograr, también desarrollarás un mayor nivel de autoconfianza y siempre tendrás la fuerza interior para recomponerte.
A largo plazo, gracias a este manejo saludable de las emociones y las situaciones difíciles, una persona resiliente experimenta menos síntomas de depresión y ansiedad.
Cualidades de una persona resiliente
Estas personas tienen grandes cualidades. Algunas funcionan como los pilares de su resiliencia, es decir, ya formaban parte de sí desde hace un tiempo y les facilitó el desarrollo de esta habilidad. Otras son el resultado de hacerle frente a las dificultades con fuerza y tenacidad, de modo que las obtuvieron a medida que practicaban la resiliencia.
Al conocer a una persona resiliente notarás algunas de estas virtudes:
- Se ven a sí mismos como combatientes, no como víctimas
- Reconocen sus fortalezas, habilidades y capacidades
- Mantienen una visión positiva sobre lo que son capaces de lograr
- Saben que son capaces de cambiar su propia realidad
- Se adaptan a los cambios y a los imprevistos
- Tienen una gran inteligencia emocional, por lo que identifican sus emociones y no se dejan dominar por ellas
- Hacen planes con objetivos claros, así que siempre saben qué quieren lograr
Cómo desarrollar la resiliencia
No se nace siendo resiliente, las personas resilientes se hacen así mismas a medida que atraviesan por situaciones difíciles y se enfrentan a ellas de manera tenaz y saludable. En este sentido, algunas de las prácticas que te ayudarán a desarrollar a esta capacidad son:
- Replantea tus pensamientos: en lugar de ver la adversidad como algo insuperable, comienza a verla como una situación pasajera. Concentra tu energía en encontrar pequeñas formas de superar cada obstáculo y hacer los cambios que sean necesarios para conseguir lo que quieres.
- Busca apoyo: contar con el apoyo de un algún familiar o amigo puede ser muy útil para mantenerte fuerte y lidiar mejor con las emociones negativas.
- Concéntrate en lo que puedes controlar: es fácil sentir angustia en medio de circunstancias difíciles, pero en lugar de querer retroceder el tiempo o desear cambiarlo todo, identifica aquello que está en tus manos.
- Regula el estrés: crea hábitos que te ayuden a drenar el estrés. Recomendamos dormir lo suficiente, hacer ejercicio y tomar acciones específicas como mejorar tus habilidades de comunicación y resolución de problemas.
Recuerda que ser una persona resiliente requiere de tiempo y voluntad. Sin embargo, lo más importante es comenzar a tomar esas pequeñas acciones que ayudarán a afrontar las dificultades de forma más saludable y tenaz.