¿Qué es un niño? Puede resultar obvio tratar de dar respuesta a esta pregunta. Sin embargo, a menudo pasamos por alto que un niño está formado por algo más que su parte física.
Cuando la mirada hacia el individuo incluye aspectos que nutren también su lado emocional y atiende al respeto de los biorritmos que cada uno manifiesta, entonces apostamos por un acercamiento holístico hacia el entender qué es un niño. Después también se considera su lado mental, y es ahí donde se observan distintas particularidades a la hora de relacionarse con la enseñanza más formal.
Poniendo la mirada en el alumno, aprendiendo desde su motivación
Estamos viviendo algo parecido a una “epidemia escolar” en estos últimos años, pues ahora es poco frecuente encontrar aulas o maestros donde la mayoría de los alumnos sean considerados tal cual: niños sanos..
Ahí se pone el énfasis de nuevo en la mirada integral sobre el individuo: un niño se mueve y necesita de este movimiento físico para entender no sólo cómo funciona su cuerpo —posibilidades y limitaciones, partes que forman su cuerpo, cómo funcionan los distintos órganos corporales, etc—, sino para comprender el espacio que lo rodea —las distintas dimensiones espaciales tales como arriba, abajo, izquierda y derecha— y así poder acercarse a los procesos de aprendizaje formal desde su motivación interior en vez de por cumplir expectativas curriculares —una vez ya lo ha experimentado en lo físico puede ir alcanzando niveles cognitivos de mayor abstracción en procesos lectoescritura, cálculo y desarrollo creativo—.
La importancia del movimiento en los procesos de aprendizaje
Entonces, ¿dan las escuelas respuesta a esta necesidad de movimiento o son las principales causas de diagnósticos sobre el aprendizaje?
Al tratar de visualizar un día en la vida escolar de un niño, es fácil imaginar la cantidad de horas que pasa “inmovilizado” en lo físico. Sin embargo, se requiere de una gran actividad mental por su parte: atención, escucha, procesamiento de la información, agilidad en las respuestas, comprensión lectora, y un largo etcétera.
Numerosos pedagogos y filósofos tales como M.Montessori, R.Steiner, R.Wild, hacen mención a esta necesidad de movimiento como paso previo a la creación de estructuras cognitivas más complejas.
“ El niño que tiene libertad y oportunidad de manipular y usar su mano en una forma lógica, con consecuencias y usando elementos reales, desarrolla una fuerte personalidad”,
—M. Montessori—
Importancia de los procesos de aprendizaje y la transmisión de conocimiento
Más que enfocarnos en metodologías escolares, es esencial valorar el proceso de aprendizaje en relación a las estrategias y recursos docentes que facilitan la transmisión de información de forma integral hacia el alumno.
Considero de gran importancia validar las distintas opciones metodológicas que actualmente hay en el ámbito educativo (Waldorf, Montessori, Pestalozzi, Educación Creadora, Bosque escuela, etc). Sin embargo, creo en la puesta en marcha de una mirada hacia lo que realmente el alumno necesita para satisfacer sus necesidades de conocimiento, movimiento, emocional, y creativo.
Hace tiempo que trato de no “etiquetar” ni estilos de enseñanza ni los propios procesos de los alumnos para relacionarse con la información que reciben.
“El aprendizaje nunca cansa a la mente”,
—Leonardo Da Vinci—
Un entorno escolar familiarizado con este proceso en la construcción del conocimiento va a mostrar:
- Por un lado, distintas actividades que tengan en cuenta no sólo la elección de los materiales a utilizar, sino también las capacidades inherentes a nivel cerebral como forma talentosa de aprender —me refiero en concreto a valorar la teoría de H. Gardner sobre “las inteligencias múltiples”—.
- Por otro lado va a facilitar ocasiones de respuesta por parte del alumno de acuerdo a los ritmos específicos de aprendizaje, favoreciendo que la información llegue a un nivel cortical con éxito —desde el gozo personal de obtener logros en vez de estar en tensión por cumplir objetivos en otros plazos de tiempo marcados por “exigencias externas” de horarios o cambio de asignatura y cambio de maestro—.
La forma en que el alumno experimenta y conecta las informaciones muestran que el aprendizaje se puede lograr de forma global, no diseccionada en saberes particulares —las conocidas asignaturas en los entornos escolares—.
Este es el gran reto de la comunidad educativa y la transición metodológica en la enseñanza. Acercarnos a un modelo que favorezca aprendizajes para la vida de forma conectada, holística.
“Gran parte de la capacidad de aprender de un niño procede de la capacidad de integrar información sensorial”,
—Jean Ayres—