Tras el inicial cocktail de emociones que sobreviene a una mujer al saberse embarazada, empiezan las dudas sobre qué hacer a continuación. Muchas vamos directo a preguntar a mamá o a una buena amiga, ya madre, sobre las pruebas en el embarazo. Otras corren al ordenador a buscar información en foros femeninos o en vídeos documentales.
En cualquier caso, debes saber que la atención a la salud en el embarazo, parto y puerperio es una prestación garantizada del sistema sanitario público. Y para acceder a esta atención, lo primero que hay que hacer es pedir cita con tu médico de cabecera (o de familia) en el Centro de Salud que te corresponde.
Las pruebas en el embarazo están clasificadas en pruebas rutinarias y pruebas propias de cada trimestre.
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Pruebas rutinarias durante el embarazo
Las pruebas rutinarias se realizan a lo largo de todo el embarazo y en cada visita médica. Las más comunes son:
Control de peso
Se realiza para verificar el aumento de peso según lo previsto, y detectar un aumento de peso excesivo que puede ser negativo o indicativo de que algo no va bien.
Control de la tensión
Se realiza para detectar la alteración de la tensión sanguínea, y prevenir el riesgo de sufrir preeclamsia (subida brusca de la tensión que afecta al desarrollo del feto).
Pruebas propias del Primer trimestre
Durante estos primeros tres meses, tu cuerpo irá acomodándose a tu nuevo huésped. Es una etapa delicada, pues el feto está en plena formación. Las pruebas en el embarazo del primer trimestre tienen la finalidad de confirmar, preliminarmente, la existencia de un feto vivo y descartar malformaciones como la espina bífida.
Confirmación del embarazo
Es tu médico de cabecera quien, en la primera consulta, solicitará tu primera analítica de sangre y orina para confirmar la gestación. Con esta analítica también rastreará proteínas, azúcar o señales de infección.
Este profesional confeccionará una historia clínica completa sobre enfermedades, alergias, gestaciones previas, adicciones, estilo de vida, vacunas, y, en general, tu estado de salud. Te recetará suplementos para el embarazo si fuera necesario, y te derivará al ginecólogo y la matrona.
Es posible, además, que te de consejos sobre educación maternal: alimentación, ejercicio, higiene… y visitar al dentista.
Hacia el final del primer trimestre, se propone a la gestante una analítica de diagnóstico prenatal en sangre, o triple screening.
Ecografía del primer trimestre
Entre las semanas 11 y 13 se lleva a cabo la primera ecografía que tiene por objetivo confirmar la edad gestacional (tamaño) y verificar si hay un embarazo múltiple. Se mide el pliegue nucal del feto y se descartan malformaciones.
Pruebas propias del Segundo Trimestre
En el segundo trimestre, las pruebas en el embarazo están focalizadas en confirmar la buena evolución del desarrollo de los órganos del feto, descartar anomalías cromosómicas y verificar la buena salud de la madre gestante.
Superado el primer trimestre de gestación, se dice que el segundo trimestre es el más seguro y el más placentero para la madre. Se puede escuchar ya el latido cardiaco del bebé con una trompetilla y medir la altura del fondo del útero.
Ecografía del Segundo trimestre
Se trata de una ecografía abdominal de alta resolución que se realiza alrededor de la semana 20. En ella se mide el tamaño del feto, se verifican detalladamente sus órganos y extremidades para detectar malformaciones, se conoce el sexo del feto y se comprueba que todo vaya bien, según la edad gestacional del bebé.
Test de O´Sullivan o prueba del azúcar
Esta prueba no es invasiva (ingerir un líquido muy dulce) y sirve para detectar el riesgo de desarrollar una diabetes gestacional. Si el baremo de riesgo da positivo, se realizan nuevas pruebas que confirmen o descarten la diabetes.
Se programa junto con la segunda analítica de sangre de rutina para medir los anticuerpos, si la madre tiene el factor Rh negativo. Y si la madre no ha pasado la toxoplasmosis, se valora el riesgo de nuevo.
Amniocentésis
Si tienes más de 35 años, o si la prueba del triple screening del primer trimestre arrojó resultados de riesgo, te ofrecerán la posibilidad de hacerte una Amniocentésis para descartar anomalías cromosómicas en el bebé.
Se trata de una prueba muy concluyente aunque invasiva, pues consiste en tomar una muestra del líquido amniótico del útero a través de la tripa de la madre. Por esta razón, puede generar riesgos, aunque escasos, de pérdida del bebé en un 1% de los casos.
Pruebas propias del Tercer Trimestre
Durante este trimestre, que empieza en torno a las 28 semanas de gestación, las pruebas en el embarazo están orientadas al parto.
Es el momento ideal para empezar (si aun no lo has hecho) unas clases de preparación al parto. Algunos centros sanitarios reparten información sobre la anestesia epidural, el parto y la lactancia.
Ecografía
Está programada una ecografía en este trimestre para valorar el crecimiento del bebé y hacer un pronóstico de su peso y talla. En esta prueba también se observa la placenta, a fin de descartar una posición de placenta previa (que conllevaría un parto por cesárea), y se calcula la cantidad de líquido amniótico para confirmar su buen funcionamiento.
Cultivo vaginal
Se trata de una prueba muy sencilla y obligatoria, que la realiza la matrona recogiendo una muestra rectal y vaginal rutinaria. Tiene como objetivo detectar la presencia de un estreptococo del grupo B, que no presenta síntomas y suele pasar desapercibido.
Si este germen está presente en la madre, será necesario tratarla con antibióticos cuando empiece el trabajo de parto, ya que este estreptococo puede producir infecciones en el recién nacido.
Monitorización del feto
En torno a la semana 39 de gestación, una vez por semana, se controla el latido cardíaco del bebé y las contracciones del útero mediante unas correas que se atan alrededor de la tripa de la madre, llamadas monitor fetal. Esta prueba es obligatoria para todas las embarazadas, no es invasiva y dura de 20 a 30 minutos.
Si llegas a la semana 41 de gestación, el control con monitores será más frecuente, e inclusive el ginecólogo puede realizar un perfil biofísico (control de movimientos, tono del bebé y cantidad de líquido amniótico, a través de una ecografía).
Si bien se considera que una gestación está concluida en la semana 38, ésta puede extenderse hasta las 42 semanas. Es por ello que, si el trabajo de parto no se desencadena naturalmente antes o en la semana 42 de gestación, se suele inducir este proceso.