A pesar de todos estos aparentes beneficios, las pantallas de los dispositivos móviles generan en los inmaduros cerebros de los niños sobre estimulación y adicción. A continuación, su comportamiento puede oscilar entre la sobre excitación o el embotamiento mental. Vamos, que se ponen o muy exaltados o muy empanados. Y eso no es todo.
Por qué decir adiós al uso continuado de la tablet
La falta de atención o de interés por todo lo que esté en el mundo analógico (el mundo real) es una de las principales causas de exponer a los niños al uso habitual de la tablet. Y es que todo lo que no coincida con una vertiginosa y continuada estimulación mediante pantallas, sonidos o imágenes digitales ya no les llama la atención, y le resta posibilidades de desarrollar todo su potencial personal.
Los niños expuestos al continuo uso de la tablet desarrollan actitudes de impaciencia y derrotismo, pues las cosas del mundo digital suceden en tiempos muy acelerados. Tiempos totalmente distintos al mundo real y que estos niños confunden debido a su inmadurez.
Las habilidades sociales también pueden verse afectadas en estos niños, porque el tiempo que pasan con la tablet es tiempo de aislamiento. Sus interacciones sociales se producen en y a través de la tablet, lo cual perjudica al desarrollo de competencias para relacionarse cara a cara con otra persona.
El hito de los tres años
El cerebro infantil es como una esponja receptora de estímulos hasta los tres años de edad. A partir de ese momento evolutivo, el cerebro de un niño empieza a privilegiar las conexiones neuronales de los estímulos más utilizados hasta ese momento. Y lo contrario también sucede, se van olvidando las conexiones neuronales de los estímulos menos utilizados, y se desechan las conexiones neuronales de los estímulos que nunca ocurrieron.
Es por ello que, exponer de manera continuada a un cerebro infantil a los estímulos de las pantallas, implica cerrar sus conexiones neuronales a otros estímulos que desarrollarían su persona de forma más integral.
¿Entonces, qué hacer con un niño sin tablet?
¡Se puede hacer de todo! Y además puede estar igual o más entretenido jugando y aprendiendo a tocar un instrumento musical. Una alternativa sumanmente educativa.
Es innegable las bondades que las actividades musicales tienen en el desarrollo infantil, y esto está avalado por innumerables investigaciones científicas. Aprender a tocar un instrumento musical es el mejor regalo que le podemos dar a nuestros hijos.
Lo que hace un instrumento musical en un cerebro infantil
Tocar un instrumento es una actividad que se puede practicar de forma grupal y así fomentar las socialización con otros niños aprendiendo y jugando. Además, aprender a tocar un instrumento de niño tiene gran cantidad de ventajas a nivel personal.
Aumenta la masa cerebral
El cerebro crece de tamaño literalmente, puesto que se desarrollan nuevas conexiones cerebrales.
La interconexión entre ambos hemisferios cerebrales
La interconexión entre los dos hemisferios cerebrales mejora debido a que el aprendizaje de un instrumento musical requiere coordinación de ambas manos.
Aumenta la memoria
Porque al aprender a tocar un instrumento se crean, almacenan y recuperan conocimientos de una forma más eficaz.
Mejora la coordinación motora
Porque al ejecutar un instrumento musical el cerebro debe trabajar de forma rápida. Al hacer la lectura musical esta se debe traducir en movimiento físicos sobre el instrumento.
Educa la responsabilidad y la perseverancia
Al ser dueño de un instrumento musical el niño debe encargarse de mantenerlo en buenas condiciones. Y como las clases toman tiempo, se educa en la práctica y la paciencia, planificando objetivos a corto y largo plazo.
Desarrolla las habilidades matemáticas
Al entender el tempo, ritmo y escalas, pues los niños están aprendiendo cómo dividir, crear fracciones y reconocer patrones. Pero también se desarrolla la comprensión lectora, ya que se necesita identificar una nota en la partitura y reconocer cual nota (sonido) tocar en el instrumento, cuanto mantenerla, cual dedo usar y cómo hacer que suene alto, por ejemplo.
Desarrolla la capacidad auditiva y la creatividad
Los niños que tocan un instrumento necesitan mantener el ritmo, el sonido y la velocidad. Esto favorece la concentración que a su vez mejora todas las demás destrezas de la vida en general.
El secreto para que los niños se enganchen es introducir música de forma lúdica y sin forzar, para pasar luego a tocar instrumentos musicales de juguete mientras observamos cuál prefiere. Posteriormente iniciar con un instrumento musical no profesional y si le gusta, pasar a un estudio más formal.