Con frecuencia, se producen situaciones que son difíciles de soportar. Sin embargo, hay quienes intentan sobreponerse para adaptarse y avanzar a pesar de todo. Es justo esa capacidad de superar la adversidad lo que se conoce como resiliencia.
La vida cotidiana de las personas resilientes es más simple. Sobre todo, porque su forma de pensar les obliga a superar las dificultades. No obstante, los psicólogos exponen que esta es una cualidad con la que no se nace, sino que se desarrolla poco a poco.
Por ello, si tu objetivo es ser resiliente, es importante comenzar a hacer pequeños cambios en tu mentalidad y actividades diarias. De hecho, para lograrlo, se debe tener control de las emociones y saber cómo gestionar los conflictos, con el fin de resolverlos eficazmente sin hacer caso a los impulsos.
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Qué es la resiliencia
La resiliencia ha sido un tema de estudio que ha atraído la atención de psicólogos y antropólogos a lo largo de los años. La mayoría coincide en que se trata de una gran habilidad que le permite a las personas continuar con sus propósitos pese a cualquier vicisitud.
También se define como la capacidad de adaptarse ante situaciones complejas y difíciles que ponen en riesgo las intenciones o planes particulares. Cabe destacar que no solo se trata de manejar circunstancias críticas sino de salir de ellas con fortaleza y valentía.
De esta manera, las personas resilientes utilizan las dificultades que les ha tocado vivir como combustible para crecer y desarrollar su máximo potencial. Así, se mantienen optimistas y gracias a ello, desde su perspectiva, no han tenido una vida dura sino momentos retadores.
Cabe destacar que el proceso para convertirse en resiliente es complicado, pues está basado en las circunstancias dolorosas que se experimentan en la vida. Los cambios abruptos como pérdidas de seres queridos, traumas de la infancia, situaciones estresantes y fracasos, forman parte del desarrollo de la resiliencia.
En esos momentos, se obtiene el aprendizaje y la madurez que se necesita para ser cada vez más fuerte.
Aunque la mayoría desarrolla la resiliencia a través de vivencias dolorosas y difíciles, con el tiempo, se fortalecen ciertos hábitos que permiten seguir adelante. Es por eso que la autoconfianza y el estar consciente de tu potencial son dos pilares fundamentales para adaptarte a los cambios negativos.
Perfil de la persona resiliente
Una de las características principales de las personas resilientes es su optimismo. A pesar de las situaciones difíciles que han vivido, estas personas mantienen una sonrisa en sus rostros y saben que los momentos complicados son pasajeros.
Tampoco se quejan demasiado. En lugar de eso, ven el lado positivo de todo lo que les sucede, en especial, de los momentos tristes. En cada fracaso, ven una oportunidad perfecta para aprender de sus errores.
Además, las personas resilientes conocen sus fortalezas y debilidades, lo que las hace más realistas en cuanto a sus capacidades y metas. Así mismo, tener presente sus virtudes y defectos les da las herramientas para mejorar cada día y sentirse más seguras de sí mismas.
Por otra parte, son capaces de identificar la ira y el enojo para canalizarlos y actuar de mejor forma. Una vez lo consiguen, encuentran la calma para pensar en las soluciones adecuadas de sus problemas.
La autonomía es otra de las cualidades que definen a los resilientes. Estas personas saben que solo tienen el control de sí mismas, pero no de lo que ocurre a su alrededor. Por ello, dejan ir aquello que no depende de ellas y se enfocan en trabajar en lo que tienen a su alcance.
Conviene subrayar que la resiliencia requiere de flexibilidad y capacidad de lucha. Por lo tanto, cuando alcanzar una meta se torna cada vez más complicado, hay que buscar la forma de ajustar los planes sin alterar los objetivos.
Si bien el proceso puede tardar un poco más de lo previsto, para un resiliente, lo que importa es alcanzar su propósito.
Cómo desarrollar la resiliencia
No es fácil hacerlo sola. Para ello, es esencial rodearte de personas que te den su apoyo y te hagan sentir segura y querida. También recomendamos hacer amigos, cuidar de sus relaciones sociales, compartir con gente agradable y crear fuertes vínculos. Las verdaderas amistades estarán allí en las buenas y en las malas, y te ayudarán a enfrentar las adversidades.
Al mismo tiempo, es importante evitar la negación. En tanto ocurra algún problema, lo mejor es aceptar que está sucediendo y pensar en que seguramente hay una solución. Así, la reflexión y la determinación son factores clave para no perder el control debido al pánico.
No obstante, es preciso reconocer que la resiliencia se construye con el transcurso de los años. Por consiguiente, se trata de un proceso continuo de aprendizaje en que habrá ensayo y error. Incluso, hay quienes necesitan ayuda de un especialista en salud mental para entender y superar las dificultades de la vida.
Consejos para ser más resiliente
Para actuar de la mejor forma en cualquier contexto negativo, aconsejamos:
- Conocerte a tí misma
- Desarrollar confianza y seguridad
- Aprender de cada experiencia
- Ser realista
- Cuidar tu salud mental y emocional
- Apoyarte en los seres queridos
- Mantenerte siempre activa y saludable
La clave para comenzar a ser resiliente está en reforzar tu autoestima y reconocer tus cualidades. Especialmente, porque confiar en tu talento y capacidades son herramientas que se necesitan durante los momentos más críticos.
De igual modo, desahogarte con un familiar o amigo cercano representa una gran ventaja para fortalecer tu resiliencia. Su compañía, comprensión y las palabras de aliento siempre serán reconfortantes y te harán sentir que habrá alguien allí apoyándote pase lo que pase.
Por su parte, el cuidado del cuerpo y la mente son fundamentales. Eso implica tener buenos hábitos alimenticios, tomar suficiente agua diariamente y dormir, al menos, ocho horas ininterrumpidas. Esos consejos te ayudarán a vivir con plenitud y enfrentar cualquier circunstancia con una salud mental y física equilibrada.