Sea a principio o a final de mes la factura de la luz es algo que siempre llega. Nos acompaña durante toda nuestra vida y no podemos esquivar su pago. A estas alturas ninguno nos imaginamos vivir sin acceso a la energía y menos durante los fríos meses de invierno, es por ello que hemos aprendido a reducir su coste con pequeños hábitos de consumo.
En primer lugar, es fundamental entender los conceptos que integran nuestra factura de la luz para saber cómo podemos actuar a la hora de conseguir un ahorro.
Hay dos términos principales que veremos rápidamente. Por un lado, tenemos el término energía, cuyo coste es variable pues depende de la cantidad de energía que consumamos y del precio del kilovatio/hora.
Y, por otro lado, encontramos el término potencia, con un coste fijo que depende de la potencia contratada con la que contemos. Así, a mayor potencia, mayor coste y a la inversa.
El principio de ahorro básico es el ahorro de energía. Si apenas consumimos energía, el precio de nuestra factura de la luz bajará, no obstante, siempre tenemos que hacer frente a los impuestos fijados por el gobierno como el IVA y «otros» pero también tendremos que abonar el importe correspondiente a la potencia contratada.
Si vamos un poco más allá, verificar que tenemos la potencia contratada que realmente necesitamos también nos puede reportar una reducción en la factura de la luz. Y te preguntarás cómo. Muy sencillo. Si tienes más potencia contratada de la que realmente necesita tu instalación para soportar todos los dispositivos eléctricos conectados, bastará con reducirla un tramo, por ejemplo, y el ahorro será inmediato.
Por el contrario, si contamos con una potencia inferior a la que requerimos, tendremos que aumentarla y evitaremos así los sobrecargos en la factura por exceso de potencia y, con ello, los cortes de luz por este motivo.
Pero veamos otros consejos relacionados con los hábitos de consumo que nos pueden ayudar a conseguir una factura de luz más económica este invierno porque como recordarás de otros años, las subidas en el precio de este servicio suelen producirse en épocas invernales cuando la demanda energética, por razones obvias, es mayor.
1. Aprovechar la luz natural
Suena a consejo típico pero es elemental. ¿Has probado alguna vez antes de encender la calefacción por las mañanas a subir las persianas? Como ves, se trata de una acción muy simple pero el sol, al entrar por las ventanas, calienta la estancia lo que pospone en encendido de los sistemas que emiten calor.
Aprovecha para subir las persianas durante unos minutos a media mañana cuando el sol calienta más, esto reducirá el gasto de calefacción y la factura de la luz en caso de que se eléctrica.
2. Ventilar correctamente
En invierno también es importante renovar el aire para evitar la acumulación de bacterias pero no hace falta abrir las ventanas toda la mañana y perder así todo el calor acumulado. Con unos 10-15 minutos de aireado será suficiente para ventilar.
3. Aislar la vivienda
Para ahorrar en la factura de la luz o de gas, dependiendo del tipo de calefacción que tengamos, es primordial contar con un inmueble bien aislado. A veces, existen pequeñas grietas o rendijas que hacen que el calor se fugue por puertas y ventanas.
Las viviendas más antiguas suelen estar suspensas en aislamiento pero esto no quiere decir que debemos invertir grandes cantidades de dinero para conseguir protección frente a pérdidas de calor o entradas de frío.
En la actualidad, existen diversas opciones en el mercado como las juntas para ventanas o burletes para puertas. Esto hará que nuestra casa esté mejor aislada y, por tanto, la conservación del calor procedente de la calefacción se mantendrá durante más tiempo.
4. Uso eficiente de la calefacción
Tanto si nuestra calefacción es eléctrica o de gas, todos estos consejos que venimos aportando son útiles pero sin duda, lo más efectivo es realizar un uso eficiente de este sistema.
Puede parecer obvio, pero en muchas ocasiones, encendemos la caldera y no nos preocupamos de apagar los radiadores de aquellas estancias que no se están utilizando. A partir de este momento, tenlo en cuenta y lo verás reflejado en tus facturas de luz y gas.
5. Emplear termostatos inteligentes
La tecnología, siempre que se haga un uso responsable de ella, nos facilita la vida y nos ayuda a ser más eficientes energéticamente con todos los beneficios para el planeta y para nuestro bolsillo que esto supone.
Así, instalar en nuestro hogar estos dispositivos inteligentes nos ayudará a programar el encendido y apagado de la calefacción, incluso, estando fuera de casa.
Muchas veces, llegamos de la calle con un frío tremendo y lo primero que hacemos es encender la calefacción. Sí, la sala alcanza una elevada temperatura más rápido pero es a costa de nuestra economía. Si en lugar de hacer esto, programamos su encendido estando fuera, cuando lleguemos encontraremos una temperatura agradable y no nos sorprenderemos cuando recibamos la factura de luz.
6. Temperatura estable
Utilizar termostatos inteligentes es de personas inteligentes, pero mantener una temperatura estable es de precavidos. En invierno, fijar la calefacción entre 19ºC y 21ºC es suficiente para disfrutar de una agradable temperatura. Aumentar la temperatura hará que el consumo se dispare y con ello, los recibos.
7. Iluminación led
Esta apreciación es atemporal, da igual que sea invierno o verano. Si bien es cierto que en verano requerimos de menos iluminación al contar con más horas de luz natural, si además, tenemos bombillas led, la factura de la luz se verá abaratada doblemente.
La tecnología led ofrece más horas de luz que las bombillas convencionales, requieren un mantenimiento mínimo lo que les confiere una larga vida útil y son responsables con el medioambiente al no contener ningún elemento tóxico como el mercurio presente en los tubos fluorescentes habituales.
Además, te recordamos que si todavía tienes por ahí alguna bombilla halógena probablemente será la última que utilices, pues estás quedaron prohibidas en 2018 por normativa europea en beneficio de las de ledes.
8. Comprar ofertas
Todas estas buenas prácticas de consumo son efectivas si tu objetivo este invierno es luchar contra las subidas de luz y reducir tu factura pero también has de tener en cuenta qué tarifa tienes contratada.
Como sabrás, existen dos mercados diferenciados —libre y regulado— en el que contratar tu tarifa de luz. En el mercado regulado encontramos una única tarifa regulada por el gobierno, la PVPC (precio voluntario al pequeño consumidor) y en el libre, existen diversas ofertas.
Analiza y encuentra cuál es la oferta que mejor se adapta a tus necesidades energéticas ya que podrás ahorrar aplicando todas las pautas que antes te comentábamos pero contando con la tarifa adecuada los beneficios se verán multiplicados.