Ya lo decían nuestros abuelos “como en casa en ningún sitio”, y eso que no tenían entonces todas las comodidades y facilidades que podemos tener ahora. Y es que el cocooning, como lo llaman en inglés, es eso mismo, quedarse en casa y bien a gusto, antes que socializar en otros sitios.
Como tendencia de conducta, el cocooning, fue identificado por primera vez a finales de los años 80 por Faith Porcorn, buscadora de tendencias y consultora de marketing. Ya entonces esta tendencia social hacía referencia a la práctica de pasar el tiempo libre en casa en vez de salir por ahí, identificando a las personas que socializan cada vez menos al tiempo que se retiraban a su hogar convertido en una especie de fortaleza.
Cocooning, nesting y el “sofá y mantita”
Todos estos términos hacen referencia a lo mismo, o sea “convertir tu casa en un nido seguro cuando el exterior se vuelve algo aterrador”. En los años 80 los individuos que seguían esta tendencia se aislaban en sus casas para protegerse del peligro que representa el exterior para ellos.
En sus inicios, el cocooning fue la tendencia en la que se apoyó el marketing de las telecompras. Sin embargo, hoy en día, aunque también puede hacerse un paralelismo con las compras por internet, el cocooning va más allá.
En la actualidad, con el desarrollo de la tecnología, podemos hacer cocooning al tiempo que trabajamos desde casa, o/y seguir socializando digitalmente desde el sillón más confortable de casa en vez de pasarnos por un bar y evitarnos situaciones incómodas.
El cocooning nos permite disfrutar de una sesión de cine o de series sin tener que ir al cine y resignarnos a ver la película y la enorme cabeza del que se sienta adelante o los ruidosos niños de al lado. Podemos pedir que nos traigan la comida a casa sin tener que soportar las conversaciones insustanciales de nuestros vecinos de mesa, o el mal genio del camarero.
Pero sobre todo, el cocooning nos ha hecho reinterpretar la decoración de nuestras casas y el significado de comodidad y sensación de hogar.
El cocooning: una opción para cualquier espacio
Ser un auténtico home-lover conlleva crear un espacio hogareño en el que te apetezca pasar más tiempo que en cualquier otro sitio. Porque practicar cocooning no solo es descansar y relajarte, sino también compartir más tiempo en casa en familia o con amigos.
Para practicar el cocooning no hace falta contar con grandes estancias, sino sólo fomentar la comodidad y la calidez de los espacios. En la tendencia decorativa creada por el cocooning priman los ambientes acogedores y cálidos en los que se utilizan elementos que invitan al recogimiento.
El estilo cocooning en la decoración del hogar
Si bien el cocooning se asocia más con la época invernal por eso de que apetece más quedarse en casa con el frío, el verano es totalmente compatible con la práctica del cocooning.
Convertir la casa en nuestro refugio no tiene porqué ceñirse a rígidas reglas de decoración, pero tampoco todo vale porque las estancias acogedoras necesitan elementos que proyecten esta sensación.
La decoración de estilo cocooning en invierno
Cuando en invierno escasea la luz del sol o es débil, la tendencia decorativa del cocooning nos propone mantener el equilibrio utilizando colores cálidos, cercanos a la naturaleza, como el marrón castaño, chocolate, ciruela o el naranja y tonos arcilla.
Aunque la sala se convierte en el centro de actividades, no es necesario rehacerlo todo. Con aportar ciertos elementos con texturas suaves ya podemos generar un espacio acogedor, como cojines o almohadones de lana y fieltro, alfombras mullidas, o mantas y plaids de lana tricotada.
Los motivos de decoración rústicos son muy apropiados para generar esa sensación de recogimiento. Puedes redecorar tus muebles con un estilo artesanal agregando adornos hechos por tí o por otras personas, velas, recuerdos de viajes, etc.
El cocooning en verano
Para recrear un ambiente acogedor pero refrescante de verano en una terraza, el cocooning nos propone tonos como los reflejos marinos, tonos miel o el verde menta, verdes y turquesas para llevar la frescura a través del color.
Los muebles de madera natural, ratán o mimbre aportan ligereza a una estancia veraniega. El cocooning será una experiencia muy placentera si además los complementamos con cojines, almohadones y mantas de tejidos suaves como el lino, la seda o el algodón.
Sabido es que la vegetación verde transmite tranquilidad, así que llévala a tu casa para hacer cocooning. Colocando grandes macetas plantas y flores en la terraza o un pequeño huerto vertical de plantas aromáticas, acercará el verano a tu hogar.
Las hamacas y tumbonas son otros elementos que aportan al “dolce far niente” en casa, totalmente en sintonía con el cocooning. Y por la noche acompáñate de música suave, velas aromáticas de lavanda, rosas o violetas. Cuelga unas guirnaldas o farolillos para crear un ambiente acogedor donde disfrutar de una copa de vino.