Como gestionar la impulsividad y el autocontrol

Una persona impulsiva suele ser violenta y desenfrenada. Por lo general, no mide sus palabras y acciones. Su característica principal es la poca tolerancia hacia ciertas situaciones. Por ello, se dice que la impulsividad es un rasgo negativo de la personalidad, con la que el individuo actúa sin pensar con claridad.

Está ligada a sentimientos de frustración, descontento, intolerancia, baja autoestima y enojo. Todas estas emociones producen en la persona un cóctel de impulsividad. Este rasgo se evidencia en palabras ofensivas, violencia, y sentimiento de superioridad. Se considera que la impulsividad puede ser un rasgo adquirido o hereditario.

Por el contrario, el autocontrol es un rasgo que se debe aprender. Ayuda a reflexionar, analizar y colocar todo en contexto, de esta forma se pueden manejar los impulsos de una manera más adecuada. Sin necesidad de ofender o agredir a terceras personas.

Características de la impulsividad

La impulsividad es un rasgo latente en la conducta del individuo, en la que la frustración y el enojo son las principales causas. Es por esto que desencadena un comportamiento un tanto irracional y frenético. En muchas ocasiones, la impulsividad es asociada con personas adictas al alcohol, drogas o tabaco.

Esta conducta puede llevar a las personas a un estado de pérdida total del control. Sobre todo, del control emocional. Las emociones y sentimientos de una persona impulsiva suelen ser una montaña rusa. Algunas veces calmadas y otras, un volcán de ira.

Las personas impulsivas suelen llevar una vida de desgaste, molestias y estrés constante. En especial, porque llevan todas las situaciones que viven al plano emocional. Y por consiguiente, experimentan profundos estados de crisis emocional y situaciones violentas.

Perfil de las personas impulsivas

  • Realizan acciones sin pensar en sus consecuencias y en la mayoría de las ocasiones, afectan a las personas que las rodean.
  • Tienden a ser agresivas y poco tolerantes en situaciones nuevas.
  • Nunca piensan antes de actuar. Es decir, no existe una pausa o reflexión antes de emitir una opinión o juicio.
  • Les cuesta dejar sus costumbres aunque sean dañinas y perjudiciales para sí mismos como para los demás.
  • No les gusta escuchar un “no” como respuesta. Cuando les dan una respuesta negativa, reaccionan con episodios violentos y de histeria.
  • Después de actuar sin pensar, se llenan de remordimientos y culpa.
  • Son personas desorganizadas, que no realizan planes y que tienen mínima tolerancia
  • No saben lidiar con la frustración.
  • Suelen tener problemas de baja autoestima.
  • Tienen poco control emocional.
  • Toman decisiones según sus emociones y sentimientos.
  • Se toman todo a chiste, broma o comentario como un ataque personal. Incluso pueden sentir que los atacan con miradas y gestos cuando la verdad no es así.

Problemas relacionados con la impulsividad

Los ataques impulsivos generan accidentes violentos, malos entendidos, y ruptura de relaciones y amistades.

Además de ello, una persona impulsiva está constantemente pidiendo disculpas por sus fallos y malas acciones. Y aunque se arrepiente y se disculpa, no busca una solución al problema y repite las mismas acciones dañinas una y otra vez. Como consecuencia, sus amigos y familiares desconfían constantemente de las personas que presentan este perfil.

Características del autocontrol

El autocontrol es una capacidad aprendida que ayuda a controlar y manejar de forma adecuada los impulsos.

Es normal que toda persona tenga impulsos negativos. Sobre todo, cuando vive situaciones de injusticia o frustración. Sin embargo, los impulsos no pueden gobernar a una persona y si esto sucede, su vida estará llena de desequilibrios emocionales.

Es entonces, cuando el autocontrol toma importancia. Esta capacidad le permite a las personas poner en pausa sus emociones y evitar tomar decisiones apresuradas. De esta manera, el autocontrol facilita tener una vida emocional y socialmente más agradable.

Las personas que han desarrollado esta habilidad comprenden que sus acciones pueden herir a los demás y por lo tanto, prefieren tomar decisiones cuando la ira o la frustración desaparecen. Así, garantizan que su razonamiento sea más claro y certero.

Mientras las personas impulsivas dañan a los demás y dejan heridas irreparables en los corazones de sus seres queridos; las personas con autocontrol se protegen a sí mismas y a su entorno de los efectos de las emociones repentinas.

la meditación como herramienta de gestión de las emociones
KAP, Yoga.. la meditación como herramienta para gestionar emociones

¿Cómo tener autocontrol?

Como mencionamos anteriormente, el autocontrol emocional es una habilidad aprendida, por lo que todo el mundo puede desarrollarla. A algunos les costará un poco más, pero lo más importante es asumir el reto y comprometerse con mejorar cada día.

Para entrenar el autocontrol, se recomienda hacer algunos cambios en el estilo de vida y en la forma cómo se reacciona a las situaciones cotidianas. Algunas de las actividades que pueden ayudar son:

  • Meditación: es una excelente manera de entrar en contacto con tu energía interior para ver el mundo de una forma más tranquila y relajada
  • Yoga: también es una excelente disciplina que ayuda a pensar detenidamente antes de actuar o hablar
  • Actividades para el manejo de emociones: existen cursos y talleres guiados por especialistas para mejorar la forma en la que se experimentan las emociones y las reacciones que generan.
  • Ir al psicólogo: mantener sesiones continuas con un psicólogo contribuye al entendimiento del comportamiento, por lo que es de gran ayuda para disminuir la impulsividad
  • Risoterapia: es ideal para liberar la frustración y el enojo
  • Técnicas de relajación y respiración: además de la meditación y el yoga, hay distintas disciplinas y prácticas que promueven la relajación
  • Talleres de comunicación asertiva: los facilitadores de estos talleres enseñan a hablar de forma clara, tomando en cuenta los sentimientos de los demás y dejando a un lado la agresividad y los impulsos

Por más grande que sea la impulsividad en una persona, se puede tratar. Sin embargo, el primer paso es aceptar el problema e ir a especialistas que le ayuden a manejar sus emociones y controlar sus impulsos. Es cierto que desarrollar autocontrol emocional es un proceso lento, pero ofrece los resultados más gratos contigo mismo y con tu entorno.