Ante la intuición de un cambio que significa una pérdida o cuando este cambio se produce efectivamente, hace presencia el sentimiento de tristeza que se experimenta como algo desagradable.
Se percibe a veces como una suerte de melancolía, y otras veces como un intenso dolor emocional. A la tristeza y soledad suele acompañar el sentimiento de pena y el pesimismo. Tenga o no causa (re) conocida, podemos diferenciarla de la depresión porque la tristeza o el bajón es ocasional.
Aunque parezca sorprendente, la tristeza cumple una función de supervivencia, pues como seres sociales que somos, es percibida por los demás como una petición de ayuda. Por tanto, estimula la cohesión del grupo y el sentimiento de empatía.
Como seres humanos, nuestra vida se desarrolla en ciclos, y por tanto es inevitable que, ante determinados estímulos o situaciones, experimentemos la tristeza. Sin embargo, percibir este sentimiento como una derrota puede convertirlo en un problema mayor.
¿Qué hacer cuando estás triste? Es poco saludable negar las emociones porque esto nos dá un alivio momentáneo que a largo plazo es más contraproducente que beneficioso. Hablamos aquí de expresar y canalizar los momentos de tristeza para transitar esta emoción beneficiosamente.
Dar un paseo caminando
Ver gente, saludar o conversar con alguien, observar la naturaleza, atender el camino, escuchar risas, ver niños o perros jugando…todo esto colabora para para tomar contacto con el mundo de “fuera” y sacarnos de “dentro” de nosotros mismos que es donde nos coloca la tristeza.
Practica un deporte u otra actividad física
El deporte hace que nuestro mente desconecte y al mismo tiempo libere emociones, y para ello no es imprescindible que te machaques físicamente.
Otras actividades físicas como el yoga, tai-chi, o similares son también beneficiosas a nivel físico y psíquico.
Habla sobre ello
Busca al menos una persona dispuesta a escucharte. Hablar sobre los sentimientos de tristeza es liberador. Busca compañía incluso para llorar y pide abrazos.
Desahogarse escribiendo un diario íntimo es también útil. Pero, paralelamente, esfuérzate por identificar, al menos, una cosa positiva todos los días y apuntarla.
Ocupa tu tiempo
Para movilizar tu energía realiza tareas manuales, ya sean artísticas como pintar, coser, tejer, etc., o tareas domésticas como limpiar y ordenar el espacio a tu alrededor. El orden en nuestro entorno es una sensación que nos aporta gratificación en el “orden interior”.
Establecer una rutina
Para no abandonarte organiza tu día a día, no dejes huecos vacíos invitando a la tristeza y soledad a apoderarse de tí. Puedes marcarte objetivos diarios o semanales y establecer gratificaciones personales por alcanzarlos.
Sé tu mejor amigo – autocompasión
Imagina que un amigo tuyo te pregunta cómo superar la tristeza. Haz una lista de consejos que le ayudarían a tu amigo, y luego aplícalos a tu propia vida.
Cuando mencionamos aquí la autocompasión, NO nos referimos a sentir pena por nosotros mismos. Hacemos referencia al concepto oriental de esta palabra (derivado del budismo), que es el de tratarse con amabilidad a uno mismo.
Ser autocompasivo es reconocernos imperfectos (como el resto de la humanidad), dejar de criticarnos y condenarnos. Ofrecernos a nosotros mismos el máximo apoyo y bienestar posible (aunque no a costa de los demás) cuando fracasamos o experimentamos las dificultades propias de la vida.