Comunicación Familiar

Resulta imposible ignorar el nivel de implantación que ha alcanzado la tecnología en el ámbito doméstico actual o lo que es lo mismo en la comunicación familiar. Ingenios que antes parecían sacados de películas de ciencia ficción de finales del siglo XX son toda una realidad, dispositivos que ahora consideramos cotidianos y que podemos encontrar en nuestras propias salas de estar y dormitorios.

La tecnología, un miembro más de la familia

La tecnología ha echado raíces en nuestra vida familiar y su influencia se ha extendido hasta alcanzar y enredar el modo y las vías que utilizamos para comunicarnos con los nuestros. La cuestión es ¿es esta influencia negativa para la comunicación familiar? La respuesta a esta cuestión es más compleja de lo que creemos.

Según una serie de estudios publicados en The Journal of Happines y que fueron realizados en Nueva York gracias a la participación de 1.500 estudiantes, los niños que durante su crecimiento tienen menos contacto con la tecnología son mejores estudiantes y tienden en menor medida a sufrir depresión. Varios estudios neurocientíficos apoyan esta creencia tras demostrar que la hiperconectividad —esa capacidad de estar conectados de forma constante e inmediata con millones de personas— es la culpable de volvernos más irritables y huraños.

A raíz de otro estudio llevado a cabo por Kaspersky Lab y IconKids & Youth, se arrojan una serie de resultados que demuestran que la percepción de las familias ante la influencia de la tecnología es negativa, es decir, padres e hijos se están distanciando. Para llevar a cabo este estudio, se encuestó a casi 4.000 familias repartidas entre siete países distintos. De todas estas familias, el 21 % de padres y el 22 % de hijos afirmaron que los aparatos electrónicos e Internet están deteriorando la comunicación familiar.

Además, el estudio también defiende que se ha deteriorado en gran medida la figura de los padres como fuente a la hora de consultar cualquier duda, y es que el 23 % de los padres encuestados tienen claro que sus hijos ahora prefieren buscar respuestas en Internet.

Sin embargo, lejos de corroborar esta afirmación, otro estudio llevado a cabo por el Centro Conjunto de Investigación de la Comisión Europea revela que por el contrario la figura de los padres y los hermanos mayores está mucho más presente a la hora de corroborar la información que ofrece Internet, consultar cuáles son las mejores páginas para informarse o cómo solucionar errores del ordenador.

Prácticas positivas

Aunque resulte más sencillo culpar de forma arbitraria a la tecnología de los malos comportamientos o de la comunicación familiar insuficiente o nula, relacionarnos de forma deficiente con nuestro círculo más cercano tiene su origen en cuestiones más complejas.

La tecnología —como los móviles, Internet y las consolas— no es inherentemente negativa, todo depende del uso que hacemos de ella. Si nos servimos de estos ingenios con raciocinio y responsabilidad, son una forma perfecta de comunicación y diversión familiar.

Todo depende del nivel de comunicación que exista previo e independiente a la tecnología; es decir, si existe una buena comunicación familiar, las tecnologías son un potenciador y un accesorio perfecto —por ejemplo, para poner en contacto a padres e hijos cuando unos están trabajando u otros fuera de viaje, jugar juntos a un videojuego,…—. Del mismo modo, si no hay buena comunicación, las tecnologías solo nos aíslan más aún.

Una de las cuestiones más importantes para alcanzar una correcta y sana comunicación familiar que se sirva de la tecnología es que los mismos padres estén al tanto de la actualidad —en lo que concierne a estos avances— pero que además prediquen con el ejemplo. Si a la hora del almuerzo o estando juntos en la sala de estar, los padres se aíslan con el teléfono móvil, el ordenador o el televisor, los hijos imitarán dichos comportamientos.

También resulta muy útil establecer horarios de uso de aparatos como ordenadores y consolas, servirse de productos y programas para el control parental del acceso a Internet de los más pequeños y reservar la compra de teléfonos móviles para los adolescentes. Y por supuesto, fomentar la lectura desde una edad temprana: si los padres adquieren la costumbre de leer para los más pequeños, no solo mejorará la comunicación familiar, los hijos verán incrementada su creatividad.

Como ves, la tecnología se ha establecido como un miembro más de nuestra familia; por ello es muy importante no demonizarla y hacer un uso correcto de sus infinitas posibilidades.