Dejar a nuestros hijos al cuidado de una niñera no es un tema menor, tanto si es por cuestiones laborales de los padres como si es solo por una noche.
Contratar una niñera que satisfaga nuestras expectativas no está necesariamente relacionado con pagar altos honorarios, sino más bien con tener cierta intuición y las ideas bien claras.
Antes de la entrevista
1 Recomendación de boca a boca
Familiares, amigos, vecinos, madres del barrio o del colegio la conocen y te la recomiendan porque ha trabajado para ellos o la han visto cuidar (bien) a otro niño.
Informate, de ser posible, de su entorno familiar, sus gustos y personalidad, y sus antecedentes laborales.
2 Nivel de estudios y/o experiencia anterior similar
Si debe encargarse del cuidado de un bebé, es importante valorar que la niñera tenga una formación adecuada, y no necesariamente académica (sin renunciar a conocimientos básicos como la lectoescritura!). Muchas cuidadoras son también madres y ese entrenamiento es para toda la vida.
Una formación académica relacionada con el cuidado infantil es un plus de confianza.
Durante la entrevista
3 Te cae bien a primera vista
Confía plenamente en tu instinto de madre, y si tienes cualquier reserva o mal presentimiento, no sigas adelante. Existen señales positivas y negativas que percibimos a un nivel muy sutil y que no llegan a racionalizarse, pero que debemos tener en cuenta.
4 Responde con confianza a preguntas concretas
“¿Qué harías si el niño se atraganta o se cae de las escaleras?”, “¿Qué harías si tiene fiebre o vomita?” Evalúa la confianza con la que la niñera responde a estas preguntas para reconocer alguien con capacidad para resolver situaciones difíciles.
Durante el cuidado del niño
5 Tu hijo se alegra de verla
Esta es sin duda la señal más evidente de que has acertado. Ya sea porque es cariñosa, o porque es divertida y con sentido del humor tu hijo se siente cómodo y a gusto con esa persona. Habla de la niñera y de las cosas que hacen juntos mientras está a su cuidado..
6 Es proactiva
Ante situaciones imprevistas actúa con sentido común, como lo harías tú misma. Y ante la duda, la niñera te consulta a tí, o a algún otro familiar que le hayas indicado, y resuelve la situación, aportando tranquilidad.
7 Es comunicativa
Tu hijo aprende nuevo vocabulario, pues con juegos, cuentos, adivinanzas, actividades manuales, o supervisión en la realización de deberes se comunica con el niño y desarrolla una relación en la que ella es el adulto de confianza, mientras los padres no están en casa.
Mantiene informados a los padres o encargados, ya sea durante el día, con mensajes y fotos de las actividades del niño, o bien, al final de la jornada con un reporte verbal. Es una niñera que asume que el cuidado del niño es un trabajo en equipo entre los padres y ella.
Tener las ideas bien claras acerca de qué es lo importante en el cuidado de nuestro hijo es imprescindible para dar con la niñera adecuada. Por ejemplo, debemos definir las líneas rojas que ella no debe cruzar (como traer extraños a casa, fumar, decir palabrotas, introducir al niño en una práctica religiosa ajena a la familia, etc.) Y a partir de allí, dar indicaciones de lo que es imprescindible (por ejemplo, seguridad e higiene del niño), importante (por ejemplo, paseo, juego y deberes del niño) y no importante aunque sí deseable (por ejemplo, limpieza del hogar).
Por su parte, son también señales de que estamos ante una niñera que se toma en serio su función cuando llega puntualmente y cuando avisa con anticipación que no vendrá a trabajar por un motivo justificado.