Los frailejones de los páramos: un espectáculo

Hay un sinfín de ecosistemas en el mundo. Muchos de ellos seguro que te suenan y reconoces fácilmente, como los bosques o las praderas. Hay otros, como los desiertos, que quizás hayas visto en alguna ocasión. Es más, en España, tenemos algún ejemplo que otro.

En esta ocasión, queremos contarte qué son los páramos, ecosistemas de los que, tal vez, no hayas escuchado hablar antes. No se encuentran al alcance de nuestra mano, pero cuando los conozcas, es más que probable que quieras volver a verlos de nuevo.

Lugar donde se puedes observar los Frailejones

Qué son los páramos y dónde se encuentran

Los páramos son ecosistemas de montaña que se encuentran a gran altitud. En concreto, pueden localizarse entre los 3.000 y 5.000 metros de altura. Lo curioso es que están ubicados única y exclusivamente en la zona intertropical. Esto significa que hay páramos en Centroamérica, Sudamérica y también en África Oriental. Como curiosidad, cabe señalar que más del 60 % de los páramos del mundo están en Colombia.

El clima en estos hábitats está determinado, cómo no, por la elevada altitud. Son zonas húmedas con abundante neblina y lloviznas. No en vano, los páramos están considerados reservas naturales de agua.

La vegetación que predomina en estos rincones del planeta son arbustos pequeños, líquenes y demás plantas capaces de soportar estas duras condiciones climatológicas. Especialmente, te llamarán la atención unos habitantes llamados frailejones, encargados de embellecer el horizonte.

Los frailejones son plantas que, de lejos y de un rápido vistazo, podrías confundir con un tipo de palmera. Constan de un tronco áspero y, curiosamente, hueco, ya que sirven de depósito de agua. En cuanto a las hojas, son verdes y suaves, casi aterciopeladas. Es posible saber la edad de los frailejones (denominados así por su aspecto como de fraile capuchino) por su altura. Estas plantas crecen alrededor de 1 cm por año, pudiendo medir hasta 3 o 4 metros. Serían los frailejones más ancianos del páramo, con 300 o 400 años de vida.

Ejemplo de frailejones en los páramos

Consejos para visitar un páramo

La travesía por estos lugares no siempre es sencilla debido al desnivel y, como decimos, a la altitud. En ocasiones, puede faltar el aire y suele recomendarse hacer más paradas de lo habitual para no caer extenuado. Por supuesto, vas a necesitar mucha hidratación, más incluso que en una ruta senderista normal.

En la medida de lo posible, se aconseja tener un periodo de adaptación a la altura previo a la caminata por el páramo. Pasar de una ciudad a ras del nivel del mar, por ejemplo, a una altitud de 4.000 m puede derivar en lo que se conoce como mal de altura. Este trastorno puede desencadenar fuertes dolores de cabeza, náuseas, cansancio o, incluso, dificultad para respirar. De ahí que se recomiende aclimatarse poco a poco y evitar un ascenso drástico. Ten a mano té o píldoras de coca para alejar el riesgo de sufrir este trastorno.

No olvides llevar ropa de abrigo e impermeable, dado que puede llegar a hacer mucho frío dependiendo de la estación del año y también podría sorprenderte la lluvia. Lo mejor, en cualquier caso, es que te abrigues por capas y vayas quitándotelas o poniéndotelas en función de cada momento.

Por último, es imprescindible contar con protección solar, en el rostro y en las áreas expuestas. No importa que el día haya amanecido nublado (como de costumbre en los páramos), pues el sol a esta altitud quema mucho y resulta bastante dañino. Protégete con factor solar 50 al menos y renuévate la aplicación con frecuencia.

Páramo más bonito del mundo

El páramo más bonito del mundo

El páramo de Ocetá, en el departamento de Boyacá, no solo está considerado el más bonito de Colombia, sino uno de los más increíbles del mundo. El punto de partida para adentrarse en este entorno es Monguí, un coqueto pueblo colombiano de arquitectura colonial.

Este páramo se ubica a 4.000 metros de altitud y aunque el recorrido no entraña gran dificultad, sí debes tener en cuenta que a esta altura la energía es mucho menor. Se trata de un rincón natural de gran belleza donde, incluso, podrás adentrarte en la cultura muisca, el pueblo indígena que se asentaba en esta región antes de la Conquista española.

Durante la travesía por el páramo de Ocetá no solo podrás disfrutar de un espectacular paisaje poblado por cientos y cientos de frailejones, sino que tendrás la oportunidad de admirar la ciudad de piedra, la peña de Otí y hasta una cascada. Es un recorrido circular que puede durar entre 6 y 8 horas.

El páramo es un paisaje atípico que te sorprenderá. ¡Seguro que te encantaría llevarte un frailejón a casa!