Kefir

Si quieres mejorar tu salud intestinal, prevenir la osteoporosis o infecciones bacterianas deberías conocer el Kéfir.

El Kéfir es una bebida probiótica originaria de los países del Cáucaso. Se trata de un producto similar al yogurt pero más líquido.

El kéfir se obtiene por fermentación de bacterias probióticas y levaduras en una matriz de proteínas, lípidos y azúcares. Los granos de Kéfir son de color blanco con un aspecto similar al de la coliflor, y los principales microorganismos presentes en él son la bacteria Lactobacillus acidophilus y la levadura (hongo unicelular).

Tipos de Kéfir

Los granos de Kéfir pueden fermentar en leche o agua, y por tanto dan origen a dos tipos de bebidas de aspecto y sabor diferente pero con la misma microflora.

El kéfir de leche fermenta la leche (de vaca o cabra) mediante una reacción lacto-alcohólica, y por tanto anaeróbica; la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol. Como resultado obtenemos una bebida de consistencia similar al yogur, aunque con una textura más suave y sabor ligeramente más ácido.

Este producto puede adquirirse ya preparado en comercios o podemos hacerlo en casa.

El Kéfir de agua se obtiene a partir de este elemento, y es necesario agregar azúcar para iniciar el proceso de fermentación. El resultado es una bebida similar al agua carbonatada ideal para personas veganas o intolerantes a la lactosa.

Se suele mencionar, erróneamente, un tercer tipo de Kéfir, el Kéfir de Té. Sin embargo, esta bebida es el producto de la fermentación del hongo Medusomyces Gisevi o Kombucha en una base de té endulzado. Es muy similar al Kéfir, pero la colonia de microorganismos es diferente, con otras propiedades para la salud.

Propiedades y beneficios del Kéfir

Las propiedades más específicas de cada Kéfir van a depender de la calidad del medio que utilicemos (agua o leche) pero por norma general se puede afirmar que todo kéfir nos va aportar :

  • Minerales (Calcio, Fósforo y Magnesio)
  • Vitaminas (del Grupo B y Vitamina K)
  • Aminoácidos (triptófano)

Las propiedades funcionales del Kéfir incluyen la modulación del sistema inmunitario, del metabolismo y de la flora intestinal, y la cicatrización de heridas. Regulación del sistema nervioso, mejora de la atención, concentración; tratamiento de la depresión y trastornos del sueño.

Regenera la flora intestinal

El kéfir contiene más probióticos que el yogur: cerca de 30 microorganismos diferentes. Por esta razón favorece poderosamente el equilibrio de nuestras bacterias intestinales, reduciendo el estreñimiento, la diarrea o los síntomas del síndrome del intestino irritable.

Cuando nuestra flora intestinal está fortalecida y equilibrada, conseguimos la disminución de los efectos nocivos de los medicamentos; limpiar nuestro cuerpo de sales, metales pesados, productos de radionucleidos y bebidas alcohólicas; y limpiar el cuerpo de antibióticos químicos.

Favorece la absorción del calcio

Elaborado con leche rica en grasa, el Kéfir es una fuente excelente de calcio y vitamina K2, ambos nutrientes esenciales para mantener una óptima salud ósea y retrasar el desarrollo de la osteoporosis.

Beneficia el sistema cardiovascular

El kéfir ayuda a disminuir la cantidad de colesterol malo dando lugar a múltiples beneficios en el sistema cardiovascular como por ejemplo, presión arterial normal o disminución de placas de ateroma).

Alergias

Provocadas por respuestas inflamatorias, las reacciones alérgicas se producen contra sustancias medioambientales inofensivas. El Kéfir es un remedio natural para aminorar los síntomas del asma y alergias cutáneas.

Previene infecciones bacterianas

El Kéfir es un antibiótico natural que no posee efectos secundarios. Existe cierta literatura publicada que afirma que esta bebida cura de enfermedades tales como candidiasis, psoriasis, acné, enfermedades pulmonares, hepatitis, parodontosis, etc.

Precauciones

Aunque el kéfir tiene muchos aportes beneficiosos para nuestro organismo, se deben tomar ciertas precauciones a la hora de consumirlos:

  • Se debe utilizar siempre la «madre» con garantía de calidad, procedencia y cultivo.
  • En caso de patologías digestivas graves, la ingesta debe estar bajo supervisión de un nutricionista o especialista.
  • La congelación de la bebida garantiza la pérdida de gran parte de las colonias de microorganismos beneficiosos.