Mujer sufre misokinesia y le produce asieada

La misokinesia se conoce como un odio o rechazo a los movimientos pequeños y repetitivos de las demás personas. Se trata de un fenómeno psicológico que genera una respuesta emocional negativa.

Por esa razón, quienes lo han experimentado sienten ansiedad, rabia o desesperación al percibir esos movimientos en las personas que les rodean. Los desencadenantes pueden ser movimientos tan simples como jugar con los dedos sobre una mesa o mover el pie continuamente mientras se está sentado.

Muchas personas suelen hacer este tipo de movimientos de manera espontánea mientras piensan, esperan por algo o hablan. Y la verdad es que pasan desapercibidos para la mayoría de las demás personas, incluso los que los hacen a veces no son conscientes de ellos. Sin embargo, para quienes experimentan misokinesia, se vuelven insoportables.

¿Conocías este fenómeno psicológico tan curioso? Si no lo has sentido nunca, es probable que recuerdes a ese amigo o familiar que te pidió que dejaras de hacer un movimiento repetitivo porque les molestaba.

La misokenesia es más común de lo que piensas, así que te contaremos todo lo que debes saber sobre ella.

Qué es la misokinesia

La misokinesia se entiende como la sensibilidad que tiene una persona al percibir pequeños movimientos repetitivos en otra.

Los expertos indican que se trata de una reacción problemática y negativa que genera irritación en quienes la experimentan, e incluso puede afectar su concentración y hacerles interrumpir actividades.

Primer estudio sobre la misokinesia

El primer estudio que se realizó entorno a esta reacción psicológica fue llevado a cabo por Todd Handy y Sumeet Jaswal, ambos especialistas de la Universidad de Columbia Británica. El estudio también contó con la participación de Andreas De Blesser, experto en psicología de la Universidad de Ghent.

La inspiración para indagar en este tema surgió porque la esposa de Handy solía molestarse o incomodarse por ciertos movimientos realizados por el especialista. Lo curioso era que solo ella se sentía estresada e irritada al notar ese hábito repetitivo mientras que las demás personas lo pasaban por alto.

Fue entonces cuando el especialista se preguntó si había alguna explicación neurocientífica para esta respuesta, así que propuso hacer un experimento. Junto con Jaswall y De Blesser, reunió a 4.100 personas clasificadas por edad y género, y a cada participante le realizó una encuesta para evaluar su respuesta psicológica ante la inquietud.

La encuesta tenía preguntas como:

  • ¿Alguna vez has tenido pensamientos negativos ante los movimientos repetitivos de otros?
  • ¿Te molesta ver el pie de otra persona temblar, o verlos golpetear con los dedos?
  • ¿Has sentido irritación frente a los movimientos inquietos de otra persona?

Como resultado, un 37,1% de los participantes mostró sensibilidad negativa ante esos estímulos. Estas personas podían sentir frustración, ira y ansiedad con solo ver ese tipo de movimientos en los demás.

Curiosamente, la intensidad de la respuesta depende de qué tan marcado sea el movimiento repetitivo en la otra persona. Mientras más acentuado sea y más tiempo el afectado lo observe, mayor será su nivel de frustración, ansiedad o ira.

Los investigadores incluso observaron que estas reacciones tienen la capacidad de afectar a las personas tanto en el plano emocional como social. Sobre todo, porque al percibir los movimientos inquietos, no pueden concentrarse ni retomar sus actividades con normalidad.

Causas de la misokinesia

Como hemos explicado, la misokinesia se origina cuando una persona percibe movimientos repetitivos e inquietos en otra; y como consecuencia, siente estrés, ansiedad o ira.

Todo esto quiere decir que la misokinesia se desencadena por solo estímulos visuales, los cuales pueden ser:

  • Mover las manos de manera inusual
  • Masticar chicle con la boca abierta
  • Tocarse continuamente la cara o el pelo
  • Zapatear constantemente mientras se está sentado
  • Hacer temblar una pierna
  • Golpetear una superficie con los dedos

Una característica común de estos movimientos es que son rápidos y de corta duración, por lo que las personas los hacen muchas veces seguidas casi sin pensarlo.

Cómo saber si padeces misokinesia

De acuerdo con los resultados obtenidos por los investigadores, casi un 40% de las personas experimentan misokinesia. Por lo tanto, es más común de lo que se piensa y si no lo padeces tú, es probable que algún amigo o familiar sí.

Determinar si lo padeces es muy sencillo, solo pregúntate qué tanto te molestan los movimientos inquietos de otras personas. ¿Lo notas o pasan desapercibidos para ti? Si al verlos, sientes incomodidad hasta el punto que debes ver hacia otra dirección o pedirle a la persona que se detenga, entonces ya habrás experimentado la misokinesia.

Ten en cuenta que la respuesta negativa puede tener diferentes escalas. Puede ser tan leve como sentir una molestia o incomodidad, o tan intensa que genere una verdadera sensación de estrés, ansiedad y rechazo. Incluso la ira es una respuesta común.

Diferencias entre misokinesia y misofonía

La misokinesia es muy similar a la misofonía hasta el punto que algunas personas las confunden. Es por eso que te contaremos de qué trata cada una.

La misofonía tiene que ver con las respuestas negativas que generan los sonidos o ruidos que emiten otras personas. Por su parte, la misokinesia es causada por acciones, de modo que los estímulos son siempre visuales. En este caso, lo que genera molestia es ver el movimiento, no oírlo.

Datos curiosos sobre la misokinesia

Durante el estudio, los investigadores determinaron que la misokinesia aumenta con la edad. Por esa razón, las personas mayores sienten aún más desagrado frente a los movimientos inquietos. Incluso, hay quienes comienzan a experimentar la misokinesia al entrar en la tercera edad.

Por otra parte, aún no se sabe con certeza por qué ocurren estas reacciones negativas ante los movimientos de terceros. Sin embargo, los especialistas esperan profundizar la investigación para conocer más sobre las respuestas psicológicas asociadas a la misokinesia.