La sal es, con frecuencia, demonizada. De hecho, hay muchos que abogan por eliminarla totalmente de la dieta. Se trata de la principal fuente de sodio para el ser humano, un mineral esencial para el organismo. Sin embargo, en la actualidad el sodio no solo está presente en la sal, sino en muchas otras comidas, lo que hace que el consumo de este elemento sea más elevado del recomendado. Ya que no podemos deshacernos del sodio en los alimentos procesados, como el pan, los caldos, las salsas, las conservas, los embutidos, etc., podemos optar por la sal sin sodio para reducir la cantidad de este mineral en nuestra dieta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo máximo de 5 gramos de sal al día, si bien la media se sitúa en torno a los 10 gramos diarios. Esto es especialmente arriesgado en el caso de las personas que sufren hipertensión. No en vano, la ingesta elevada de sodio está relacionada con las enfermedades cardiovasculares.
Desde pequeños nos hemos acostumbrado a la sal de mesa para aderezar todas nuestras comidas. Por fortuna, no es preciso eliminarla completamente, sino sustituirla por la sal baja en sodio (vegetal) o la sal sin sodio (de potasio).
En cuanto a la primera, no está exenta totalmente de este mineral, pero aporta una menor dosis. En el caso de la segunda, el sodio se sustituye por el potasio. Por ello, es la sal para hipertensos más aconsejable.
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Por qué consumir sal sin sodio
Consumir sal en exceso implica riesgos para la salud, algunos de carácter severo. Una de las consecuencias más directas es la retención de líquidos, pero también este hábito está vinculado con las enfermedades del riñón. Y es que un abuso de sal obliga al corazón y a los riñones a trabajar más para poder eliminarla, lo que puede ocasionar una obstrucción en el torrente sanguíneo.
Estos son los beneficios principales de apostar por la sal sin sodio:
Reduce la presión arterial
Uno de los efectos de ingerir más sodio del conveniente es que la presión sanguínea aumenta. Esto ocurre porque, como mencionamos, el corazón debe bombear mucho más para que la circulación sanguínea se normalice, por lo que la presión de las arterías es mayor. La hipertensión arterial, que así se llama esta patología, incrementa el riesgo de infartos.
Evita la retención de líquidos
El sodio en altas cantidades provoca que se acumulen líquidos en el cuerpo. Esto hace que te sientas hinchado y, en el caso de que estés inmerso en una dieta de adelgazamiento, no obtengas los resultados deseados. La sal sin sodio, por tanto, aleja la retención de líquidos.
Disminuye el riesgo de obesidad
Aunque los responsables más conocidos de la obesidad sean los azúcares y las grasas saturadas, lo cierto es que el sodio también es culpable. Según un estudio reciente, ingerir niveles elevados de sodio incrementa el riesgo de padecer sobrepeso.
Fortalece los huesos
Abusar de la sal incide negativamente en los huesos, ya que favorece la pérdida de calcio a través de la orina. Por ello, apostar por una alimentación que incluya sal baja en sodio será sinónimo de evitar la osteoporosis.
Ayuda a guardar la línea
Si echas un vistazo a los consejos más populares para perder peso, te darás cuenta de que eliminar el sodio es un tip que siempre aparece. No es que la sal contenga calorías, pero sí contribuye a aumentar nuestro apetito y retiene líquidos, como decíamos anteriormente.
Estos son solo 5 de los beneficios de pasarte a la sal sin sodio. ¡Apuesta por una vida más saludable!