Entre las patologías que dañan progresivamente las articulaciones destaca el síndrome de Reiter. Se trata de un tipo de artritis que además de causar rigidez e hinchazón en los músculos y articulaciones, también genera problemas en la uretra, los ojos y la superficie de la piel.
Esta enfermedad la pueden padecer personas de todas las edades. No obstante, la población más vulnerable está conformada por hombres menores de 40 años. Sobre todo, aquellos sexualmente activos, ya que algunas de las bacterias que desencadenan la enfermedad se transmiten por contacto sexual.
La evolución del síndrome de Reiter puede ser rápida o lenta con episodios repentinos. Al ser una afección tan compleja; conocer sus causas, síntomas y factores de riesgo ayuda a dar con el diagnóstico a tiempo.
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Causas del síndrome de Reiter
La investigación médica aún no determina con certeza la causa de esta patología, también conocida como artritis reactiva. Sin embargo, apunta a que existe cierta predisposición genética.
Cerca del 75% de las personas que la padecen dan positivo en el marcador genético HLA-B27. Por lo tanto, se cree que la condición puede ser hereditaria. Esta hipótesis se fundamenta también en que no hay evidencias de que sea contagiosa.
Por otra parte, su aparición se produce justo después de que la persona haya contraído una infección por bacterias como la Salmonella, Yersinia, Ureaplasma, Clamidia o Shigella.
Entre ellas, la Clamidia y la Ureaplasma se contraen por contacto sexual mientras que las demás corresponden a infecciones intestinales adquiridas al comer alimentos contaminados.
Síntomas de la artritis reactiva
Cuando la enfermedad se deriva de una infección sexual, el primer síntoma suele ser dolor al orinar. En cambio, cuando se desencadena por una infección intestinal, la primera señal tiende a ser diarrea. Luego, se presentan otros síntomas como:
- Fatiga
- Fiebre
- Conjuntivitis
- Visión borrosa
- Cistitis
- Hematuria
- Proctitis
- Pérdida de peso
- Hormigueos en las extremidades
- Escalofríos
Al ser un tipo de artritis, es común que los pacientes sientan una fuerte presión, rigidez y malestar en las articulaciones. Sobre todo; en las manos, pies, rodillas, caderas y tobillos. No obstante, no suelen afectarse todas estas zonas a la vez.
Así mismo, es probable que se hinchen los dedos y aparezcan úlceras indoloras en los genitales, ojos, labios y lengua. También pueden presentarse llagas o erupciones en las palmas de las manos y las plantas de los pies, así como dolores de espalda prolongados.
Factores de riesgo del síndrome de Reiter
Como mencionamos anteriormente, esta enfermedad se presenta con mayor frecuencia en hombres entre los 20 y 40 años de edad. Las mujeres, además de ser una minoría marcada en el padecimiento de artritis reactiva, no presentan una sintomatología intensa como ellos.
Existe la hipótesis de que la artritis reactiva se relacione con la presencia del marcador genético hereditario HLA-B27. Por ende, tener familiares directos con esta enfermedad implica la posibilidad de desarrollarlo a lo largo de la vida.
Así mismo, dado que el síndrome de Reiter se desarrolla después de una infección sexual o intestinal, mantener relaciones sexuales sin preservativo e ingerir alimentos manipulados sin normas sanitarias son factores de riesgo.
Diagnóstico del síndrome de Reiter
No existe una única prueba para determinar el diagnóstico de la artritis reactiva. Por ello, el especialista indica la realización de varios estudios como:
- Examen de sangre para evaluar la presencia del antígeno HLA-B27 y signos de infecciónAnálisis de orina.
- Radiografías.
- Ultrasonidos.
- Tomografías.
- Extracción de líquido sinovial de las articulaciones.
- Cultivo de bacterias y tinción de Gram.
En caso de que se presente diarrea, se realiza también un cultivo de heces. De acuerdo con los resultados de los exámenes y la sintomatología del paciente, se da con el diagnóstico y se establece el tratamiento.
Tratamientos de la artritis reactiva
Los medicamentos indicados para tratar esta enfermedad dependen de los síntomas del paciente y las zonas afectadas del cuerpo.
Por lo tanto; para tratar la infección se prescriben antibióticos, y para aliviar los dolores articulares se recomiendan antiinflamatorios no esteroideos como aspirina, naproxeno e ibuprofeno. Así mismo, las afecciones de la piel y los ojos se tratan con esteroides.
No es muy común el uso de corticoides sistémicos, pero es posible que se apliquen si hay una inflamación constante. Otros fármacos que se utilizan para controlar el síndrome de Reiter, son:
- Azatioprina
- Metotrexate
- Aurotiomalato
- Auronofina
Estas son alternativas para quienes presentan síntomas prolongados que no desaparecen con los tratamientos anteriores. También para las personas que padecen un agravamiento progresivo.
Vale mencionar que el tratamiento debe complementarse con reposo y, posteriormente, con fisioterapia para estimular las articulaciones.
Aunque no tiene cura, se puede controlar la sintomatología a través de dichos medicamentos y métodos. En general, el tratamiento de la artritis reactiva se enfoca en aliviar el malestar e impedir el deterioro acelerado de la salud.
Prevención del síndrome de Reiter
Al ser una patología que se desarrolla a partir de una infección bacteriana, es sumamente importante ser cuidadosos. Sobre todo, cuando se está más expuesto a las bacterias.
Para evitar los agentes bacterianos presentes en los alimentos, recomendamos almacenar la comida en un lugar limpio y fresco. Y al momento de comer frutas, vegetales y hortalizas, sugerimos lavarlas bien para eliminar a los microorganismos asociados a la enfermedad.
Adicionalmente, asegúrate de que la leche, el pollo, los huevos, la carne y el pescado sean manipulados de manera adecuada y se conserven en una temperatura óptima.
Por su parte, para reducir la posibilidad de contraer infecciones sexuales, es fundamental el uso de preservativos. Estos evitan la propagación de bacterias relacionadas con la artritis reactiva y otras enfermedades.
En definitiva, el síndrome de Reiter es una condición que puede prevenirse con los cuidados adecuados. Y a pesar de que no tiene cura, su pronóstico es bueno si se recibe atención médica a tiempo.