Tener un segundo hijo o uno único, no te protege de la posibilidad de que te expresen la necesidad de tener un hermano.
Tratándose de un hijo único, puede que se sienta solo y no tenga a nadie de su edad con quién jugar. Esto también pasa cuando el último hijo tiene una gran diferencia de edad con sus hermanos mayores, con quienes no comparten muchos intereses o tiempo de juego.
Suele suceder, también, que al entrar al colegio, el hijo único se dá cuenta que muchos compañeros suyos tienen hermanos, y por ello él también lo pida, como piden los mismos juguetes.
Quiero un hermano para…
En general, las razones por las que piden un hermanito son bien distintas a las ideas que los adultos consideramos a la hora de tener un segundo hijo.
Un hermano para jugar
Cuando son hijos únicos, suelen querer un hermano de su mismo sexo y edad, en realidad quieren un amigo que viva en casa. Cuando son los más pequeños, suelen querer un hermano para tener un compañero de equipo.
Un hermano mayor
Esta es la petición casi exclusiva de los agobiados hermanos mayores, que se sienten solitarios ante la responsabilidad de dar el ejemplo y quieren a alguien que los apoye o defienda.
Un hermano contra el miedo
Cuando la oscuridad acecha en un cuarto solitario, un hermano es la compañía indicada para afrontar juntos los monstruos detrás de las sombras y los sueños que dan miedo.
Buscar las razones correctas
Tener otro hijo debería ser una decisión de la pareja. La llegada de un hermano es algo que le concierne solo a los padres, pues son ellos los únicos responsables de criar y educar ese nuevo hijo.
Es verdad que el pedido de un hermanito puede desencadenar el deseo de aumentar la familia, pero tenerlo solo para que haga compañía al primer hijo ni siquiera es garantía de que este objetivo se cumpla a corto o largo plazo.
De hecho, muchos niños se desilusionan ante la llegada de un hermano ya que no pueden jugar con un bebé pequeño.
Suele decirse que los padres que hemos tenido hermanos y guardamos buenos recuerdos deseamos que nuestro hijo tenga la misma experiencia. Sin embargo, también hay padres hijos únicos que desean tener un segundo hijo para no repetir su experiencia de soledad.
Aclararse para hablar claro
Decir las cosas claramente, de acuerdo a la edad de niño, es lo más apropiado para responder a la demanda de un hermanito. Si no lo tenemos claro, también podemos comunicarlo, porque plantearse una nueva paternidad requiere su reflexión.
La sinceridad en la conversación con el niño debería ir acompañada de un lenguaje positivo que reconozca su pedido sin tomárselo a broma.
Si la respuesta es afirmativa, hay que dejarle en claro de que la llegada de un hermano no será algo inmediato, que no es igual a adquirir un juguete. El niño tiene que tener claro que su hermano será un bebé pequeñito que requerirá muchos cuidados y con el que no podrá jugar hasta que crezca un poco.
Cuando la respuesta es negativa, además de explicarle la razón con un lenguaje adaptado a su edad, deberíamos dejarle en claro que estaremos disponibles aún más para él y que siempre podemos llamar a sus amigos para jugar.