En el universo de la ayuda internacional al desarrollo existen muchas clases de organizaciones. Pero desde que los fondos de cooperación al desarrollo se liberan hasta que llegan a sus beneficiarios se ubican, en general, dos tipos de ONG en cada extremo.
Las ONG´s del Norte
Por un lado están las ONG´s financiadoras de países desarrollados. Se localizan en los territorios de donde proviene la subvención económica (fondos propios y, principalmente, del Estado).
Las ONG´s del Sur
En el otro extremo están las ONG´s contrapartes, en los territorios donde se recibe parte de esa subvención (denominada ya fondos de cooperación) para desarrollar un proyecto (previamente aprobado), en la mayoría de los casos, en países en desarrollo.
En algunos casos estos dos tipos de ONG´s son organizaciones diferentes, y en otros casos, la ONG contraparte es una sede o filial de la propia organización financiadora para ejecutar sus proyectos en los países en desarrollo a donde canalizan sus propios fondos de cooperación.
Una ONG contraparte sudamericana
Por esas cosas del destino, si es que algo así existe, trabajé en una ONG contraparte paraguaya durante los últimos 4 años, de los 23 que viví en Paraguay.
Mi contacto y mi conocimiento previo (para qué negarlo) sobre este tipo de organizaciones era nulo. Pero lo cierto es que empecé con un objetivo concreto, que era el de concluir una investigación social.
Liderazgo que inspira
La experiencia fue estupenda, no solo por el tema en sí, sino porque su directora era una inspiración para mi. Alguien coherente con sus creencias, su discurso y sus hechos, que se rodeaba entonces de otras tres mujeres profesionales, igualmente motivadas por el tema de los derechos del niño (y la niña, como les gustaba recalcar).
Entonces no lo sabía, pero mirando en retrospectiva, tuve la suerte de conocer a una líder vocacional o natural, o como se llame. Alguien capaz de sacar a la superficie el mejor talento que tiene cada persona en un equipo y hacerla sentir valiosa y a gusto.
El niño como sujeto y no como objeto
Esta ONG paraguaya, inicialmente conformada por cinco mujeres fue sumando objetivos alcanzados y agentes sociales con quienes colaboraba.
Fueron tiempos cambios en Paraguay, donde las fuerzas del orden ignoraban que “los derechos del niño y la niña” existieran siquiera, y en todo caso, procuraban defenderse de los mismos. Reivindicar a los niños como sujetos de derechos y no como objeto, se consideraba un cambio de paradigma subversivo, todo un anatema.
El trabajo multidisciplinar en equipo, que se desarrollaba en esta ONG, resultaba beneficioso para todas, ya que estábamos en la misma sintonía, una misma sensibilidad.
ONG nacional y aconfesional
En Paraguay, en ese entonces (hace más de 20 años), existían pocas, tal vez ningún tipo de ONG de origen nacional y aconfesional, cuya misión fuera producir cambios sociales que beneficiaran al cumplimiento efectivo de los derechos del niño. Éramos entonces una rara avis en el panorama paraguayo. Raras además por ser mujeres con liderazgo en un país muy machista.
Los tipos de ONG nacionales que había entonces eran más bien asistenciales, pero no tenían una agenda explícita de cambio social a niveles políticos. Existían sí organizaciones internacionales con sede en Paraguay y sus directivos eran, en general, hombres extranjeros con algún o ningún arraigo en el país.
Cruzando el charco
Dejando atrás a Paraguay, emprendí un proyecto personal y formativo que me trajo a España, a realizar un curso de posgrado sobre la gestión de ONG´s. Posteriormente, se dió la oportunidad de trabajar con tres ONG´s, algunas nacionales y otra internacional con sede en España.
Una ONG internacional
La primera experiencia de trabajo fue con una organización internacional (que no era Intermón, por cierto). El contraste no pudo ser mayor, pues en esta organización era exactamente eso lo que no había. Las personas que allí trabajaban tenían poca o ninguna afinidad con la misión y visión de la ONG, y algunas hasta se jactaban de ello.
Algunos trabajadores ni siquiera sabían que existiera una misión y visión institucional. El trabajo en equipo se reducía a decidir a qué bar iban a tomar el almuerzo. Eran lo más parecido a funcionarios haciendo un trabajo meramente burocrático.
Y es que, de hecho se limitaban a canalizar las subvenciones estatales recibidas, quedándose con parte de ellas en concepto de gestión administrativa y viajes que realizaban a los territorios contrapartes para verificar la ejecución efectiva de los proyectos.
Una ONG nacional
Posteriormente colaboré con una ONG perteneciente a un sindicato de ámbito nacional. Y fue algo más de lo mismo. Desorganización, nulo trabajo en equipo, visión y misión institucional desconocidas, improvisación y nula sistematización del trabajo para obtener eficacia. Aficionados al frente de mandos ejecutivos, que consideraban paternalistamente a sus contrapartes del sur. Lo que más me impresionó fue el derroche de recursos materiales, ya que había un porcentaje previsto de gasto en los mismos, con cargo a las subvenciones económicas recibidas.
Una ONG de ámbito autonómico
Sólo aquí reconocí que había compromiso con la visión y la misión de la organización. Se trataba de una ONG pequeña pero muy digna. Sus integrantes, desde los directivos, pasando por los socios y hasta sus voluntarios se reunían semanalmente, todos juntos en pie de igualdad. Se ponían al día con las actividades que se realizaban, tanto a nivel local, como internacional.
Las personas que estaban al frente de esta organización eran inspiradoras. Las subvenciones que recibían eran modestas y tenían una buena base de aportes de socios comprometidos con la organización. En sus inicios, algún directivo que fué a un viaje de supervisión en el terreno, con el tiempo se quedó a vivir allí, un sitio inhóspito, violento y empobrecido.
De toda esta experiencia personal hace ya unos 12 años. Sin embargo, atesoro aprendizajes de situaciones positivas y negativas para tener una mirada lo más objetiva posible hacia este tipo de organizaciones.
Y es que, como en todos lados, en las ONG´s existen buenas y malas prácticas, pero el tono general de una organización está marcada por el compromiso moral de sus directivos con la misión y la visión institucional.