Las emociones tóxicas, como la vergüenza, limitan la expresión del verdadero ser y te pueden hacer sentir más pequeña que las demás personas. La causa tiene que ver con que esta emoción se vincula a la inseguridad y la baja autoestima.
Aunque las dudas sobre tus capacidades te invadan el pensamiento de vez en cuando, no debes permitir que dominen tus acciones. Es importante reconocer este sentimiento a tiempo, pues, al profundizarse, se convierte en un desencadenante de problemas más serios como la depresión y la frustración.
Si en algún momento sientes que la vergüenza controla tu vida y te impide ser feliz, lo mejor es visitar a un psicólogo que te guiará en el camino para recuperar la confianza en ti misma.
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¿Qué es realmente la vergüenza?
Sentir vergüenza es muy común. Todos la hemos experimentado en algún momento de la vida. Por ejemplo, podemos sentirla al tropezar en la calle o al cometer un error tonto frente a otras personas.
Lo más común es que el sentimiento desaparezca a los pocos minutos de acontecido el evento que la causó. Sin embargo, la vergüenza comienza a ser problemática cuando pasa a ser una emoción constante, que te acompaña en todo momento y nubla tu vida.
¿Cuándo la vergüenza es un problema?
Como mencionamos, lo normal es que la vergüenza se deba a una eventualidad y, por ello, el sentimiento sea pasajero. El conflicto interno empieza cuando el origen de la emoción no se encuentra en el exterior sino en tu interior.
Sentirse avergonzada de sí se asocia con el miedo a ser juzgada; ya sea por apariencia física, forma de hablar, acciones o cualquier otra inseguridad personal. Para algunos, la opinión de los demás no es importante para sentirse a gusto con quienes son. En cambio, una persona que vive avergonzada piensa que la valoración de sí depende de la opinión de los demás.
Desde su perspectiva, buscar aprobación de quienes le rodean es vital para sentir autoconfianza. Sin embargo, esta misma necesidad de “encajar” y el temor a ser rechazada le obliga a alejarse de situaciones en las que puede ser el centro de atención de un grupo numeroso de personas.
Cuando la vergüenza se convierte en una emoción tóxica, los psicólogos la definen como el sentimiento que te hace sentir constantemente fuera de lugar. Con mayor frecuencia, esta forma se expresa en adolescentes, ya que se encuentran en una etapa de la vida donde necesitan ser aceptados por otros para sentirse parte de un grupo y hacer amigos.
Muchas veces, ser diferente al resto puede ser difícil para los adolescentes. Es en esos momentos cuando surgen los miedos y las inseguridades, y con ellos, el sentimiento de vergüenza.
Es importante entender que esta emoción es una consecuencia directa de la estima que sientes por ti misma. Por ello, es importante fortalecer la autoconfianza que te permitirá creer más en tu valor como persona, aceptando tus virtudes y defectos y dejando atrás los temores.
¿Por qué sentimos vergüenza?
Las razones que motivan esta emoción se relacionan con pensamientos negativos sobre sí originados por inseguridad, temor y desconfianza. Algunas de ellas pueden ser:
- Creer que no eres suficientemente buena en algo
- Atribuirte calificativos negativos como tonta, fea, débil, entre otros.
- Pensar que tu opinión no es valiosa y, por lo tanto, no merece atención
Cuando una persona se menosprecia y está constantemente avergonzada de sí misma, llega a creer que lo mejor es permanecer callada y no ser vista. Ser invisible parece ser la única forma de evitar el escrutinio social, el rechazo y la burla.
Indicativos de que sientes vergüenza tóxica
Prefieres ocultarte
Cuando sientes que eres diferente al resto, te invade el miedo a ser rechazada y prefieres no ser vista para que nadie lo note. Ocultarse es un gran indicio de que sientes vergüenza. También se expresa de las siguientes formas:
- No decir tu opinión frente a otros
- Evitar hablar con grupos grandes de personas
- Sentir nervios en situaciones de socialización
- Tener pocos o ningún amigo
- Ser introvertido
En general, a una persona avergonzada se le hace muy difícil crear relaciones con otros. Desde la perspectiva de los demás, puede parecer alguien muy reservado y de pocos amigos.
Revives momentos vergonzosos
Cuando estás frente a los demás, los nervios se apoderan de ti y comienzas a pensar en todos los momentos vergonzosos que has vivido antes. El temor a volverte a sentir de esa forma incrementa la vergüenza del momento aunque no exista aún una razón real.
Sientes inseguridades
La ansiedad social derivada de las inseguridades lo que hace aumentar la vergüenza de manera importante. Esta emoción te hace pensar más en tus debilidades y considerarlas más graves de lo que son en realidad.
Unos dientes ligeramente torcidos o un brote de acné pueden ser el detonante para sentirte aún más avergonzada. La verdad es que ser tú misma y mostrarte tal como eres nunca debería ser un motivo de vergüenza.
Cuidado con las consecuencias
Es muy importante no subestimar ni ignorar esta emoción. Experimentar vergüenza por largos periodos de tiempo suele ser la causa de problemas graves como:
- Depresión
- Aislamiento social
- Adicciones
- Autolesiones
- Violencia
Nuestras recomendaciones
La vergüenza llega a ser una emoción tan tóxica que las personas se sienten perdidas, excluidas y en una profunda tristeza. Lo cierto es que muy difícil para una persona enfrentar y manejar esta emoción por sí misma.
A pesar de que existe mucha literatura de autoayuda sobre el tema y videos de charlas motivacionales disponibles en línea, lo más recomendables es ir en busca de ayuda psicológica.
El especialista ahondará en el origen del sentimiento y te acompañará en todo el proceso para liberarte de prejuicios y aumentar tu autoestima. No olvides que, para dejar de sentir vergüenza como un sentimiento tóxico, el primer paso es reconocer el problema y comprometerte a mejorar tu salud mental.