Aunque la técnica del Shinrin Yoku se inició como un programa de salud nacional en Japón, es una práctica que se inspira en las milenarias tradiciones sintoístas y budistas, y además se apoya en numerosos estudios científicos que confirman los beneficios de su práctica.
De hecho, en Japón practican el Shinrin Yoku alrededor de 5 millones de personas y en grandes urbes con poblaciones estresadas se está volviendo muy popular.
El poder sanador de los árboles
El Shinrin Yoku es también conocido como “cura de bosque” o “terapia del bosque”, ya que la exposición a la naturaleza afecta positivamente a nuestro sistema nervioso aportando beneficios concretos confirmados por numerosos estudios.
El poder restaurador del contacto con la naturaleza ya había sido experimentado e intuido por siglos. ¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de que “la comida en el campo sabe mejor”?
Pero no solo se trata de ponernos en contacto con un entorno boscoso, el Shinrin Yoku es la práctica de absorber la atmósfera del bosque con los cinco sentidos, como notar lo que vemos, respirar profundamente, sentir el contacto con el aire, las texturas de las hojas, escuchar el viento entre los árboles, oír el canto de los pájaros, oler la tierra mojada o percibir la humedad del ambiente.
Los beneficios de practicar el Shinrin Yoku
Varios científicos, no solo japoneses, sino también de otros países, han estudiado los beneficios psicológicos y fisiológicos de la naturaleza, y en particular de los bosques, para la salud y el bienestar humanos.
La comprensión de que de alguna manera nos sentimos mejor cuando estamos rodeados por la naturaleza parece explicarse por el hecho de que «hemos pasado el 99,9% de nuestra evolución en ambientes naturales», según el antropólogo japonés Yoshifumi Miyazaki.
Este científico nos dice que “los humanos hemos evolucionado en la naturaleza, en el bosque, por tanto es dónde nos sentimos más a gusto. Nuestras funciones fisiológicas y psicológicas son el resultado de un largo proceso de adaptación a las condiciones naturales; no es de extrañar por tanto que la vida artificial moderna nos produzca estrés y ansiedad”.
La práctica del Shinrin Yoku produce beneficios a nivel inmunológico pues reduce los niveles de la hormona del estrés (el cortisol), la presión arterial, y la consiguiente incidencia de infartos.
El contacto con la naturaleza en general, y práctica del Shinrin Yoku en especial, disminuyen la actividad del córtex prefrontal (responsable de funciones cognitivas como la planificación), y aumenta la actividad en otras áreas del cerebro vinculadas con la empatía y las emociones.
Los síntomas de ansiedad, estrés o depresión se aminoran si hacemos Shinrin Yoku, pues al caminar por el bosque se observa un efecto positivo sobre el vigor, la fatiga, e inclusive la memoria y la capacidad de concentración.
Cómo iniciarse en la práctica del Shinrin Yoku
Cuando eres un urbanita, no siempre dispones de tiempo o de medios para acercarte a un bosque y absorber su atmósfera como lo requiere la práctica del Shinrin Yoku. Aun así, el paseo por un parque o un jardín puede beneficiarte.
En ese momento desconecta de las prisas de la ciudad y del móvil. Baja el ritmo para concentrarte en tus sentidos: mirar, escuchar, oler incluso palpar si algo te llama la atención. Si estas primeras experiencias te satisfacen, igual te apetece probarlo en un entorno boscoso.
“Para aliviar su estrés, dé un paseo de dos horas por el bosque una vez a la semana”, podría decirte un médico en Japón. De hecho, tanto allí como en Estados Unidos, la sesiones de Shinrin Yoku duran entre 1 y 4 hs, y son guiadas por monitores certificados como Guías de Terapia de Bosque, que antes y después del paseo meditativo nos miden la presión arterial.
Sin embargo, no debemos olvidar que el verdadero terapeuta es el bosque mismo. Con lo cual podemos realizar una caminata de unos 2,5 km, a paso cómodo, haciendo pausas para evitar la fatiga y calmar la sed con agua o té, recostados en un tronco. La competición y la consecución de marcas no tiene lugar en el Shinrin Yoku.
Mientras caminamos o durante una pausa en una sesión de Shinrin Yoku, podemos notar una flor o el aroma de un cedro, plantas aromáticas, o bien, cerrar los ojos y respirar profundo escuchando al bosque, o tocar la textura de la tierra y los troncos. Si un lugar te llama la atención especialmente, si allí te encuentras muy bien, puedes detenerte a meditar, leer o simplemente gozar del paisaje.
Los numerosos estudios científicos sobre el Shinrin Yoku, que demuestran los efectos beneficiosos del bosque sobre nuestra fisiología y psicología, son poderosos argumentos para restablecer nuestra relación con la naturaleza.